Longevidad saludable

Aumentar el ejercicio en la mediana edad protege del alzhéimer

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Miércoles 14 de mayo de 2025

8 minutos

Un estudio español constata que se asocia con una menor acumulación de beta-amiloide

Aumentar el ejercicio en la mediana edad protege del alzhéimer (Bigstock)
Patricia Matey

Foto: Bigstock

Miércoles 14 de mayo de 2025

8 minutos

El ejercicio no solo previene la demencia, también estas enfermedades

Esto es lo que debes hacer si tienes riesgo de sufrir alzhéimer

 

De la mano de investigadores españoles llegan buenas noticias para una longevidad saludable. Documentan en un nuevo estudio, llevado a cabo con la colaboración entre el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación 'la Caixa', y el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, que un aumento de la actividad física entre los 45 y los 65 años podría ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer, mientras que la inactividad puede ser perjudicial para la salud cerebral.

Sabemos que el alzhéimer comienza con una fase preclínica, durante la cual empiezan a manifestarse los primeros eventos fisiopatológicos relacionados con la enfermedad. Estos incluyen la acumulación anormal de placas de amiloide-β (Aβ), ovillos neurofibrilares y neurodegeneración, que pueden monitorizarse mediante biomarcadores décadas antes de la aparición de los síntomas clínicos, como documentan algunos ensayos, como el publicado en 'Alzheimer & Dementia'

Por lo tanto, la etapa preclínica de la EA ofrece una valiosa oportunidad para intervenciones dirigidas a los cambios cerebrales tempranos relacionados con la enfermedad, con el fin de prevenir o retrasar el desarrollo posterior de la demencia, como refiere un trabajo de 'Alzheimer`s Research & Therapy'.

Dado que aproximadamente un tercio de los casos de EA son atribuibles a factores de riesgo modificables, ha aumentado el interés en ralentizar o detener las patologías de la EA mediante el control de los hábitos de vida, refieren los investigadores del nuevo trabajo.

El sedentarismo y la inactividad física son factores de riesgo bien conocidos para la demencia. Investigaciones previas informaron que aproximadamente el 13% de los casos de EA en todo el mundo podrían atribuirse a la inactividad física.

La actividad física, en cambio, se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo y de la enfermedad durante la mediana edad. En particular, el ejercicio sostenido en esa fase de la vida puede reducir el riesgo de padecer ambos, al mejorar la salud cardiovascular y mental. La mediana edad también es un período crítico durante el cual pueden ocurrir cambios cerebrales significativos relacionados con la edad y patológicos, particularmente en personas con riesgo de desarrollar EA.

El estudio español 

Como hemos mencionado anteriormente, un aumento de la actividad física entre los 45 y los 65 años podría ayudar a prevenir el alzhéimer, mientras que la inactividad puede ser perjudicial para la salud cerebral, como documentan los científicos españoles en la revista 'Alzheimer's & Dementia' que destacan la necesidad de promover el ejercicio entre los adultos de mediana edad.

Se estima que el 13% de los casos en todo el mundo se pueden atribuir a la inactividad física. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda de 150 a 300 minutos de actividad moderada a la semana o de 75 a 150 minutos de la vigorosa cada siete días. Si bien numerosas investigaciones han demostrado que el ejercicio reduce el riesgo de alzhéimer al mejorar la salud cardiovascular y mental, estudios recientes sugieren que la actividad física puede tener un impacto directo en el desarrollo de patologías cerebrales asociadas a la enfermedad.

Una senior con alzhéimer. (Bigstock9

 

El estudio, liderado por Eider Arenaza-Urquijo, investigadora de ISGlobal, incluyó a 337 participantes de la cohorte longitudinal ALFA+, parte del estudio ALFA (ALzheimer's and FAmilies ) del BBRC. "Realizamos un seguimiento de cuatro años de residentes de mediana edad de Cataluña con antecedentes familiares de enfermedad de Alzheimer", ha explicado  en un comunicado Müge Akıncı , investigadora doctoral de ISGlobal y el BBRC en el momento del estudio y primera autora del artículo. Y ha insistido: "Utilizamos cuestionarios de actividad física para evaluar los cambios en la actividad durante un período de cuatro años y pruebas de neuroimagen para analizar los efectos del ejercicio en la estructura y función cerebral".

Los participantes se clasificaron como adherentes (cumplían las recomendaciones de la OMS), no adherentes (hacían menos de la cantidad recomendada de actividad física) y sedentarios (hacían cero minutos de actividad física por semana).

Beneficios 

La beta-amiloide (A β ) es una proteína que puede afectar la comunicación neuronal cuando se acumula en el cerebro y se considera el primer evento patológico en la enfermedad de Alzheimer. Los participantes que aumentaron su actividad física para alcanzar los niveles recomendados por la OMS mostraron una menor acumulación de beta-amiloide que quienes mantuvieron un estilo de vida sedentario o redujeron su actividad física. Además, este efecto pareció ser dosis-dependiente: a mayor aumento de la actividad, mayor reducción de la carga amiloide.

Los participantes no sedentarios también mostraron un mayor grosor cortical en las regiones cerebrales asociadas con la enfermedad. El grosor cortical en el área temporal medial es crucial para la memoria, por lo que su adelgazamiento o atrofia (pérdida de volumen) es un signo temprano de neurodegeneración.

"Incluso aquellos que realizaban menos actividad física de la recomendada tenían un mayor grosor cortical que las personas sedentarias, lo que sugiere que cualquier cantidad de ejercicio, por mínima que sea, tiene beneficios para la salud", explica Müge Akıncı .

Prevención

El equipo de investigación analizó tanto el aumento de la actividad física como la adherencia a las recomendaciones de la OMS. Observaron que los beneficios de la actividad física parecen estar relacionados con el aumento de la actividad a lo largo del tiempo, más que con alcanzar un umbral de deporte específico.

"Estos hallazgos refuerzan la importancia de promover la actividad física en la mediana edad como estrategia de salud pública para la prevención del alzhéimer", ha enfatizado Eider Arenaza-Urquijo, investigadora de ISGlobal e investigadora principal del estudio. "Las intervenciones dirigidas a promover una mayor actividad física podrían ser clave para reducir la incidencia de la enfermedad en el futuro", ha concluido.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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