Economía

Pilar González de Frutos (Unespa): "Las pandemias no son asegurables, de ninguna manera"

Fernando Ónega / Iñaki Ortega

Lunes 9 de noviembre de 2020

ACTUALIZADO : Martes 17 de noviembre de 2020 a las 12:09 H

12 minutos

Fernando Ónega e Iñaki Ortega entrevistan a Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa

Pilar González de Frutos (Unespa): "Las pandemias no son asegurables, de ninguna manera"
Fernando Ónega / Iñaki Ortega

Lunes 9 de noviembre de 2020

12 minutos

Primera parte de la entrevista: "Hay que apostar por planes de pensiones semiobligatorios"

 

Pilar González de Frutos (Navares de Ayuso, Segovia, 1956) lleva casi dos décadas siendo la máxima representante del sector de los seguros en España. Desde el año 2003 –actualmente está en su quinto mandato– preside la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa), que representa a cerca de 200 compañías que juntas abarcan el 98% del negocio en el país. También es vicepresidenta de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y miembro del Comité Consultivo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En esta entrevista con Fernando Ónega, presidente del Comité Editorial de 65Ymás, e Iñaki Ortega, director de Deusto Business School y nuevo miembro del Comité Editorial de 65Ymás, celebrada en la sede de Madrid de la escuela de negocios y economía de la Universidad de Deusto, González de Frutos relata cómo está afectando la pandemia del Covid-19 al sector de los seguros, una crisis que, según afirma, están sorteando hasta la fecha relativamente bien. Igualmente, explica por qué una pandemia no es asegurable y cómo la economía plateada está revolucionando el sector.

 

 

FERNANDO ÓNEGA.- Lleva como presidenta de Unespa 17 años y se encuentra en su quinto mandato. Ha pasado épocas gloriosas de su sector y también una crisis. ¿Estamos en otra?

PILAR GONZÁLEZ DE FRUTOS.- Estamos en una situación dura, en un momento en el que la economía se resiente y la actividad aseguradora es tributaria de lo que pasa con la actividad económica y la renta de las familias. Este sector está aguantando bastante bien, como ha hecho en ocasiones anteriores. En la última, la crisis financiera, que derivó en una crisis económica entre 2008 y 2015, el sector asegurador aguantó muy bien. Hubo caídas de facturación, pero ni afectó al empleo ni dejó de ejercer el rol que le es típico, captar riesgos y gestionarlos, y, desde luego, no abrió ningún telediario ni pidió un solo euro al erario público. Todos estos son factores que avalan que en esta situación pasará algo similar.

Los últimos datos que tenemos es que a 30 de septiembre la facturación global del sector se ha contraído entre alrededor de un 10 y un 12%, pero es cierto que ahí tiene un peso bastante importante lo que está pasando con el seguro de vida ahorro. Porque ante una situación macroeconómica con tipos de interés tan bajos como los que estamos gestionando y en un modelo de negocio como el del seguro ahorro, que es de medio y largo plazo, es normal que los clientes prefieran dirigir sus ahorros hacia otros productos y no comprometerse a un ahorro a medio y largo plazo con tan poca garantía como el que pueden obtener.

No obstante, la magnitud más importante para el sector asegurador, que es el volumen de ahorro que mantiene en gestión, no se ha resentido apenas. Se había reducido un 1% en relación con el mismo dato del año anterior, así que es verdad que está afectado, pero también que el grado de aceptación no es homogéneo y depende mucho de las líneas de negocio. Hay algunas que decididamente están mal, por ejemplo, los seguros vinculados a los viajes. Al no poder viajar, nadie va a comprar esos seguros. Pero, en cambio, hay otros ámbitos de actividad que siguen creciendo, por ejemplo, el seguro de salud, que continúa registrando incrementos de entre un 4 y un 5%, que para estar en una situación como la actual, donde las familias comienzan a elevar sus cifras de ahorro pensando en contingencias de futuro y en qué puede pasar, siguen apostando por ese seguro. Creo que seremos capaces de continuar adelante. Por el momento, ni un solo asegurador ha utilizado ningún ERTE ni ninguna medida de este tipo y el supervisor ha confirmado que el nivel de solvencia se sigue manteniendo con altas dosis de cobertura.

IÑAKI ORTEGA.- ¿Cómo es actualmente la relación entre Unespa o CEOE con el Gobierno? ¿Hay prevista alguna actuación emblemática en los fondos de reconstrucción y resiliencia, en la que hay una parte que tiene que ver con el sector de los seguros?

P.G.D.F.- Unespa siempre ha tenido una relación cordialísima con CEOE, somos miembros fundadores, el apoyo a sus iniciativas es constante y nos sentimos magníficamente bien representados. Lo normal ha sido que la defensa de los intereses del sector asegurador haya transcurrido por los propios medios de Unespa, sin que con carácter general hayamos apelado a ayudas externas porque creemos que tenemos medios suficientes para ello. En una situación como la que estamos, la urgencia ha dejado atrás a la estrategia de los proyectos de medio plazo. Durante estos meses hemos venido manteniendo una relación muy estrecha de intercambios con nuestro supervisor, que, igual que el supervisor europeo, ha estado monitorizando la evolución del sector asegurador y ha estado pendiente de cómo se resentía o no nuestro nivel de financiación y como teníamos o no algún riesgo de liquidez. Afortunadamente, pasados los 15 primeros días después de decretarse el estado de alarma ya se despejó toda duda de que no íbamos a tener ningún problema de liquidez y los problemas de solvencia se vieron un poco afectados por la evolución que tuvo nuestra prima de riesgo porque somos inversores institucionales de primer orden. En las carteras de las compañías de seguros hay mucha renta fija y sobre todo de renta fija pública –deuda del Estado–, pero tan pronto como la prima de riesgo volvió a una senda normal el impacto fue prácticamente inexistente.

En cambio, no hemos tenido una fuerte interlocución en relación con proyectos de desarrollo de futuro porque, en nuestro caso, como en la mayor parte de las actividades, todos esos proyectos se han quedado pospuestos. Tenemos un proyecto que hemos discutido con los gobiernos desde hace muchos años que no termina de cristalizar, que es la petición de un supervisor independiente. Hoy el supervisor es el director general de seguros y fondos de pensiones, que está jerarquizado en el ámbito del Ministerio de Economía. Esto es contrario al primer principio básico de la supervisión internacional. Los grandes principios inspiradores de la supervisión financiera exigen que los supervisores sean independientes de los gobiernos. Estamos en esta situación después de que el FMI ya lo haya recomendado a los gobiernos españoles en un montón de ocasiones. Ese proyecto quedó aparcado, como ha quedado apartado la creación de una figura de defensa de los consumidores y usuarios de servicios financieros y donde, desde el ámbito de la promoción y desarrollo del seguro como un elemento esencial para soportar el desarrollo económico y social de un país, tenemos muchísimas propuestas que esperan el momento oportuno para continuar adelante. En ese ámbito de la sostenibilidad, estamos trabajando mucho internamente. Hemos constituido junto con otras asociaciones representativas del sector financiero un observatorio de finanzas responsables a través del cual queremos dirigirnos hacia la sostenibilidad financiera, fundamentalmente focalizada en pymes, continuamos trabajando muchísimo en autorregulación para que el sector continúe avanzando esperando que en algún momento la regulación nos siga.

 

 

​I.O.- ¿Cómo ha avanzado el sector en los nuevos riesgos y en excluir o no la pandemia en la cobertura de los seguros?

P.G.D.F.-  Las pandemias no son asegurables, de ninguna manera. Se puede hacer algo por ayudar a mitigar los daños que puede producir una pandemia, pero no es asegurable. La razón está en la base misma del seguro, que lo que hace es mutualizar el riesgo. Nosotros podemos poner en común que si le pasa algo a una de las tres personas que estamos en esta entrevista, los otros dos vamos a responder, pero esto en el caso de una pandemia no funciona porque nos va a ocurrir algo a los tres a la vez y, por tanto, no vamos a poder mutualizar ese riesgo. Además, son eventos de muy baja frecuencia, pero con una intensidad de daños altísima y esto dificulta el tratamiento estadístico de este tipo de situaciones, que es la base para poder fijar un precio justo y equitativo de una cobertura de esta naturaleza. Por tanto, no se puede cubrir la pandemia ni en el mercado español ni en ningún mercado del mundo.

Dicho esto, sí es verdad que se puede contribuir a mitigar algunos impactos. No todos los mercados tenemos unas mismas condiciones. Hay diversidad, porque somos sociedades diversas y con trayectorias distintas y en cada país se producen coberturas diferentes, pero lo que se está analizando a nivel europeo es de qué forma se podría compensar los daños producidos por una paralización de negocio como consecuencia de una decisión pública que trae su origen en una declaración de pandemia. 

Este debate, en España es muy incipiente porque los daños a la paralización de negocios vienen siempre vinculados a un daño físico. Por ejemplo, si se produce un incendio de un establecimiento comercial, no solamente cubrimos el daño directo, sino también la paralización del negocio y todo lo que se ha dejado de facturar durante el tiempo que el negocio necesite para estar rehabilitado. Y solo se cubre en esas condiciones, vinculado a un daño material directo: un incendio, una inundación, etc. En Europa existen algunas coberturas que garantizaban un daño por paralización del negocio sin que estuviese directamente vinculado a un daño físico y esto ha abierto un gran debate jurídico en algunos mercados y fruto de ello está acelerándose más ese análisis de qué se puede hacer. Se está partiendo de la colaboración público privada. No se podría garantizar nada si no es con un fuerte apoyo financiero público. El sector asegurador puede poner a disposición de la sociedad su conocimiento, su capilaridad, su capacidad de gestión y puede incluso aportar alguna cobertura financiera, pero muy limitada. Después tendría que haber un plan de cobertura pública que nosotros, en el análisis que estamos haciendo, definimos por capas porque creemos que además de una solución nacional necesitaríamos una capa supranacional que también permitiera una cierta homogeneidad en estas coberturas. El tema está en análisis en todos los mercados. Nosotros tenemos lanzada ya todo una serie de trabajos y lo discutiremos con nuestros reguladores en las próximas semanas

La gestión de unas consecuencias derivadas del Covid, una aseguradora no las puede valorar sólo desde el punto de vista individual, sino desde el grado de afección y de qué capacidad tiene para distribuir el importe de los daños que puede sufrir un individuo, entre todos los demás que tengan el mismo tipo de cobertura. Y la distribución es francamente difícil porque lo más probable es que se sufra todos a la vez.

Dicho esto, voy a aprovechar para hacer una aclaración que creo que es importante: el seguro de salud no cubre los daños derivados de la pandemia, pero desde el primer día las aseguradoras de salud dieron un paso al frente y garantizaron a sus clientes que aunque no lo tuvieran cubierto iban a recibir la misma asistencia que si lo hubieran tenido. Y así ha sido. Todos los asegurados que han tenido que acudir a un servicio médico de su compañía de seguros privada porque tenían sospecha de padecer el virus, han sido atendidos, diagnosticados y cuando se ha confirmado el positivo han continuado su tratamiento en el ámbito de su seguro privado sin ninguna dificultad. Solamente hubo al principio del todo, allá por el mes de marzo, un protocolo del Ministerio que obligaba a comunicar todos los casos positivos y luego ya se gestionaba todo en el ámbito de la salud pública. Aquello revirtió en un escaso tiempo y hoy por hoy las aseguradoras siguen con la misma posición. Lo mismo ha pasado con el seguro de vida, donde a nadie se le ha excluido de una indemnización, ni tampoco del seguro de decesos ni los casos, que son menos, de accidentes o de invalidez. Pero sin poder asumir el compromiso de la cobertura del riesgo porque no hay capacidad financiera para ello.

 

 

I.O.- La economía plateada es una oportunidad y está haciendo que entren nuevos operadores en el mundo del seguro. ¿Cómo veis en Unespa esta circunstancia?

P.G.D.F.- Lo vemos como un mundo de oportunidades donde cada vez más va a ser necesario adaptar la oferta de productos a un sector de la población que cada vez tiene mayor capacidad de compra, afortunadamente, porque en un modelo de economía como el nuestro, basado en el consumo interno, como no puedan consumir los mayores de 65 la economía de este país no tira, ya que vamos a ser un porcentaje muy importante de la de la población española. Prácticamente todas las áreas de seguros están analizando esa adaptación de productos y de servicios a este nuevo tipo de clientes. Desde el punto de vista de los nuevos entrantes se ve más como una oportunidad de colaboración que como una situación reactiva. Hay iniciativas que son complementarias y muy bien valoradas por parte de los aseguradores, que no solamente están encantados de que surjan estas iniciativas, sino que en muchos casos son generadores de las mismas. Cada vez hay más relación entre el mundo de las startups y el sector asegurador. La verdad es que es apasionante ver las adaptaciones de los productos, a veces en algo que es tan poco pensable como un seguro de autos, que no está tan cercano como uno pudiera imaginar. Se están haciendo adaptaciones pensando en que también la seguridad vial va a tener que tomar muy en consideración las características de esta nueva población. El mundo de este tipo de servicios está en ebullición.

I.O.- ¿Y veremos a Google como socio de Unespa?

P.G.D.F.- Bueno, el mercado español de seguros es un mercado tremendamente abierto, acostumbrado a la competencia desde el minuto uno y encantado de tener competidores. Desde luego si alguno de ellos fuera a entrar en el mercado español, si no estuviera en Unespa se iba a perder una gran oportunidad.

F.O.- ¿Qué recomendación me hace usted para invertir y en qué productos?

P.G.D.F.-  Búsquese un producto finalista, es decir, que esté vinculado a la situación de jubilación, con lo que va a tener diferimiento fiscal y que le proporcione el mayor nivel de garantía posible –el propio mantenimiento del capital en este momento es una garantía que debemos valorar– y, finalmente, cóbrelo si es posible en forma de renta vitalicia. Es la única manera de que tenga una pensión auténticamente complementaria a su pensión de jubilación

Sobre el autor:

Fernando Ónega / Iñaki Ortega