

La política española debe ser la más entretenida del mundo. Pensábamos que habíamos salido de la crisis de los espías, y el Parlamento de Cataluña pide formalmente el cese de Margarita Robles. En el Parlamento español, el gobierno, que es de izquierda, salva la tramitación de la Ley de Seguridad Nacional con el voto de toda la derecha. Hace unos días salvó el decreto de medidas económicas con los votos de Bildu y ahora salva esta ley con los de Vox. Todo muy coherente. Y mientras digerimos estos pintorescos episodios, salta una nueva crisis: la crisis de la menstruación. En un proyecto de ley del divorcio muy polémico, se cuela lo siguiente: baja por incapacidad en los casos de reglas dolorosas; IVA gratuito para compresas y tampones y último mes de embarazo de descanso retribuido. No sé muy bien qué pintan estas novedades en una ley del aborto, pero ahí están. Hay un lío por la regla: la vicepresidenta Calviño cree que estigmatiza a la mujer porque puede producir rechazos en su empleo. La vicepresidenta Díaz cree lo contrario. Yo solo digo: una norma laboral no debería figurar en una ley de aborto. Y pregunto: ¿se dan bajas por un dolor en el hombro y no por una regla dolorosa y paralizante? Arréglese por esa vía. No hagan una ley, que eso es disparar cañonazos a las moscas y es lo que estigmatiza a la mujer.