

Hablábamos ayer del apasionante objetivo de un futuro sin alzhéimer, esa hermosa iniciativa de la Fundación Maragall, secundada por una docena de organizaciones sociales. Hoy por hoy es una utopía, pero dejadme decir que cada día es una utopía menos utópica, si se me permite la contradicción. Los pasos son los que señala el manifiesto que ayer se publicó: comprometer a toda la sociedad en esa tarea, elevarla a prioridad de los poderes públicos y dotación presupuestaria para aliviar a las familias y promover la investigación científica. En este sentido, hoy es un día alentador. Señores, hay avances para superar el alzhéimer. Son pequeños, muchas veces ni siquiera son noticia, pero hay avances. Hoy se supo que en Estados Unidos se encontró una molécula que rejuvenece los cerebros envejecidos. Se experimentó con ratones y funciona: el cerebro también se puede regenerar. No debemos crear ilusiones, que tantas veces en medicina terminan en decepción. Pero sí debemos recoger los avances que alimentan la esperanza. Y hoy es uno de esos días. Investigación, señores gobernantes de España y del mundo. No sean cicateros en invertir en ciencia. Ese es el camino. Al alzhéimer lo venceremos en un laboratorio.