

El vicepresidente de Iberdrola, Antonio Miguel Carmona, me hace llegar alguna reflexión sobre la tarifa regulada de electricidad, que hace que su precio se dispare. La pagan el 20 por ciento de los consumidores, a juicio de Carmona engañados por el gobierno. “Los engañan como a tontos”, había dicho el presidente de esa compañía, señor Sánchez Galán. En cambio, el 80 por ciento restante, que tienen “tarifa libre a precio fijo” pagan precios mucho más bajos. Esa es la reflexión que me hace llegar el gran Carmona. Me puse a pensar y lo confieso: no sé qué tarifa tengo. Por tanto, ignoro si me engañó el gobierno como a un tonto. Pero me sugiere una tontería, una más entre las de todos los días: si hay una tarifa buena para el consumidor y otra mala, ¿por qué se permite la existencia de la mala? ¿Por qué no se suprime de una puñetera vez y nos quedamos todos con la buena, que es la barata? Es la propuesta de un consumidor medio, bastante mayor, con problemas con la tecnología, que consiguió entender la factura, pero no consigue entender las tarifas. Gracias, Carmona, por la pista.