Dra. Elena González
Opinión

El sofá empeora el dolor crónico

Dra. Elena González

Foto: Bigstock

Miércoles 8 de octubre de 2025

6 minutos

El sofá empeora el dolor crónico. (Bigstock)

Foto: Bigstock

Miércoles 8 de octubre de 2025

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El dolor lumbar crónico es el segundo problema de salud crónico más frecuente en España, solo superado por las enfermedades cardiovasculares. Se estima que afecta a más de la mitad de los ciudadanos mayores de 18 años y que el 80% de la población (es decir, casi todos) "sufriremos" un episodio de lumbalgia a lo largo de nuestra vida. Parece que la incidencia es algo mayor en mujeres y que afecta al 40% de las personas mayores de 65. Estos datos provocan más de dos millones de consultas anuales en atención primaria y supone un coste estimado de alrededor del 1% del PIB.

En mayores de 65 años

Por tanto, el dolor lumbar crónico es uno de los problemas más frecuentes que encontramos en las personas mayores de 65 años, con un impacto significativo en la movilidad, independencia y calidad de vida. Una vez que aparece el dolor, muchas personas tienden a evitar el movimiento, lo que paradójicamente empeora la situación: la inactividad contribuye a la pérdida de masa muscular, empeora la rigidez y dificulta la recuperación funcional. Romper este círculo vicioso y recuperar la actividad es complejo, pero absolutamente fundamental para volver a sentir que tenemos calidad de vida. 

La consecuencia más inmediata del dolor lumbar es el temor a moverse (lo que los expertos llaman “quinesofobia”), lo que lleva a reducir la actividad diaria. Cuanto menos se mueve una persona mayor, más dificultad tendrá para retomar hábitos activos, ya que aparece pérdida de fuerza y sarcopenia, empeora nuestro equilibrio y aumenta el riesgo de caídas o lesiones. Volver a moverse requiere superar miedos y adoptar una actitud activa frente al dolor, acompañada de estrategias seguras y progresivas. Por eso es importante que, en este proceso de volver a movernos, pidamos ayuda a familiares y profesionales de la salud, para que retomar la actividad sea seguro y eficaz. 

Trabajo de fuerza

La evidencia científica demuestra que el trabajo de fuerza, es esencial para aliviar el dolor. Además, no solo va a tener repercusiones positivas en el umbral de dolor, también mejora la estabilidad y tiene beneficio directo sobre la osteoporosis.

 

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Ejercicios supervisados por profesionales sanitarios cualificados, tiene beneficios claros en todos los ámbitos de nuestra salud. Para una pauta ideal, a esos ejercicios de fuerza le deberíamos añadir una vida activa: caminar habitualmente, elegir las escaleras frente al ascensor, coger y cargar las bolsas de la compra… Todas estas pequeñas acciones suman cuando se trata de la calidad de vida. 

El papel de la dieta

No se debe olvidar el papel de la alimentación: seguir una dieta equilibrada, rica en fibra, vitaminas y grasas saludables, tiene influencia directa en el dolor.

Evitar alimentos ultraprocesados, harinas refinadas y azúcares también contribuye a un mejor pronóstico a largo plazo, ya que evitamos aumentar los niveles de inflamación que hay en nuestro cuerpo. 

Conexión social

Mantener la conexión social es clave: la soledad potencia la percepción del dolor y el sedentarismo, mientras que el apoyo social fortalece la motivación para ser activos y cuidar de la salud. Participar en actividades, talleres o grupos de ejercicio adaptados en la comunidad puede marcar la diferencia. La recuperación no solo es física, sino también emocional y social ya que, en muchas ocasiones, el dolor nos aísla. Optar por grupos de ejercicio, donde pongamos todo lo que hemos mencionado anteriormente (fuerza, actividad física, mejores hábitos) y añadir el componente social de una clase colectiva, es la receta ideal para prevenir y disminuir el dolor lumbar crónico. 

En resumen, el dolor lumbar en la vejez debe invitarnos a mantenerse en movimiento, cuidar la dieta y fortalecer la red social. El trabajo de fuerza y una vida activa no solo alivian el dolor, sino que ayudan a preservar autonomía y bienestar. Aunque recuperar la actividad puede parecer complicado, siempre es posible y vale el esfuerzo: el premio es una vida más plena, independiente y saludable. 

Sobre el autor:

Dra. Elena González

Dra. Elena González

Dra. Elena González, investigadora en dolor crónico y docente de UNIE Universidad.

Apasionada y comprometida con la fisioterapia y la investigación, terminó su grado en 2015 y el Máster en Sistema Musculoesquelético en 2016. Desde entonces no ha parado de formarse con cursos de posgrado relacionados con la neurociencia, el control motor y el dolor.

Actualmente está realizando sus estudios de doctorado en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid, España) bajo la dirección del Dr. Jorge H. Villafañe y el Dr. Josué Fernández Carnero, dos referentes mundiales del dolor.

Forma parte del grupo de investigación sobre dolor NECODOR - Universidad Rey Juan Carlos y trata de llevar toda esa investigación en la práctica clínica a través de su trabajo en Active Recovery (Madrid).

El tema de su investigación doctoral es la relación entre la inflamación sistémica en general (y eje intestino-cerebro en particular) en pacientes que sufren de dolor crónico generalizado.

Un punto de inflexión en su actividad investigadora fue su estancia en el grupo de la Dra. Siobhan Schabrun en Neuroscience Research Australia -NeuRA- (Sídney, Australia), que le ayudó a impulsar su carrera en la investigación del dolor, cerebro-movimiento y en neurociencia.

Además, ha realizado una segunda estancia de investigación en Pain In Motion (Vrije Universiteit Brussel) con la Dra. Anneleen Malfliet y el Dr. Jo Nijs. Ambos grupos son referencia mundial en la investigación del dolor crónico.

Cuenta con 7 publicaciones en revistas de alto impacto, con grupos nacionales e internacionales; y ha participado en el congreso internacional de la EFIC 2023 - Budapest.

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