Cómo ejercitar la paciencia y controlar la impulsividad
Jueves 13 de febrero de 2020
1 minuto
Jueves 13 de febrero de 2020
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Esta cualidad, la paciencia, parece que no es está bien vista en la sociedad actual. Da la impresión de que si no vamos con prisa a los sitios, si no nos atienden ya o solucionamos las cosas con rapidez, entonces algo va mal. Sin embargo, las prisas no son buenas, porque tomar decisiones sin pensar puede provocar que nos manipulen con más facilidad, indica la psicóloga Mila Cahue, en su libro El cerebro feliz. En esta obra hace referencia también a una reflexión que hizo el filósofo Immanuel Kant al respecto: “La paciencia es la fortaleza del débil, y la impaciencia, la debilidad del fuerte”.
No tener paciencia puede ocasionar que en un momento determinado nos comportemos de una manera que, una vez calmados, no nos guste. La impaciencia desencadena reacciones bruscas, en ocasiones agresivas, y esto no es positivo ni para nuestro estado mental, ni para nuestra salud en general.
Ser pacientes nos ayuda a analizar con detenimiento aquello que implica una mayor reflexión para nuestro entendimiento. Además, nos permitirá disfrutar con un ritmo adecuado “todo lo que necesita ser aprehendido por los cinco sentidos”, añade Mila Cahue.
Si queremos trabajar la paciencia deberemos adoptar una serie de actitudes, que nos proporcionen el control necesario en esas situaciones donde es probable que la perdamos: