Como bien es sabido, una transferencia bancaria es el envío de dinero desde la cuenta corriente del ordenante a otra designada que pertenece al beneficiario. Eso sí, algo que muchos desconocen es que si esta operación se lleva a cabo entre cuentas del mismo banco, recibe el nombre de traspaso.
Sea cual sea su denominación, las transferencias se pueden clasificar en función del área geográfica (nacionales o internacionales), el plazo de ejecución (ordinarias, urgentes o inmediatas) o su periocidad (puntual o automática y periódica). El tiempo que dicha transferencia tarda en ejecutarse varía según estos factores, aunque no suele superar los siete días hábiles, pudiendo también enviarse de inmediato o en apenas unos segundos.
Sin embargo, si hay algo que a veces provoca cierta confusión en el cliente, es la manera de hacer esa transferencia. El método convencional consiste en acudir a la sucursal del banco y dejar que el encargado de dicha operación realice todas las pautas. Tú solo tendrás que acudir con el número de cuenta del receptor y tu documento de identidad. Pero, ¿qué otras vías hay disponibles?
Con la llegada de las nuevas tecnologías, las transferencias bancarias han evolucionado hasta poner a disposición del cliente nuevas vías que mejoran dicho servicio, ahorrando tiempo y esfuerzo. ¿En qué consisten?