Para aquellos que todavía no las conozcan, las tarjetas prepago son aquellas en las que puedes cargar una cantidad determinada de dinero y hacer todo tipo de operaciones hasta que se acabe el importe que has ingresado. Además, no suelen estar asociadas a tu cuenta bancaria lo que, además de aportar un extra de seguridad, te permite controlar el gasto, muy útil en ciertas ocasiones.
Aunque las tarjetas prepago se hicieron muy populares hace unos años con la llegada de las compras online, lo cierto es que han resurgido de sus cenizas por un motivo muy diferente: el turismo en el extranjero. Son muchas las personas que durante sus vacaciones sufren el robo, la pérdida o la copia de su tarjeta de crédito, lo que no solo fastidia su viaje, sino que puede acabar con los ahorros de toda una vida.
Un riesgo que se reduce considerablemente con las tarjetas prepago pues si esto ocurriera, la cantidad sustraída sería limitada y no habría posibilidad de acceder a la cuenta principal, donde reside el resto del dinero. Bajo esta premisa, VISA y Mastercard son las entidades que emiten este tipo de tarjetas, así que si estás interesado en adquirir una, solo tienes que acudir a tu banco e informarte sobre las condiciones y las características de la misma. No obstante, también existen algunos inconvenientes que debes saber.
Como acabamos de ver, las tarjetas prepago son más seguras que las convencionales en situaciones determinadas, como viajes en el extranjero o compras online. Esto es ideal no solo para los viajeros más empedernidos, sino para los jóvenes o las personas mayores que deben limitar sus gastos mensuales. Además, son muy cómodas, cualquiera puede tener una y, en algunos casos, si la pierdes o te la roban, podrás recuperar el dinero. Eso sí, también presentan ciertas desventajas: