Salud

Si no quieres enfermar, reduce el consumo de estos aditivos

Rosa María Torres

Foto: Bigstockphoto

Sábado 25 de mayo de 2019

4 minutos

La mejor forma de evitar estos aditivos es leyendo detenidamente la etiqueta de los productos

Evita el consumo de estos aditivos
Rosa María Torres

Foto: Bigstockphoto

Sábado 25 de mayo de 2019

4 minutos

Cuando hablamos de aditivos alimenticios, nos referimos a los famosos E que aparecen en el etiquetado de algunos de los productos que compramos en el supermercado. Actualmente, a la hora de llenar la nevera, la búsqueda de ingredientes naturales se ha convertido en una prioridad. Sin embargo, nuestro estilo de vida a veces nos obliga a comprar procesados que incluyen aditivos.

En general son seguros, dado que existe un comité de expertos, independientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que determina cuál es la cantidad diaria de aditivos que no representa ningún peligro para la salud del consumidor.

Es obligatorio que las empresas indiquen en sus productos qué aditivos llevan. Normalmente, aparecen representados con un código que empieza por la letra E, seguida de tres números. Si se respeta la dosis adecuada, no suponen ningún problema para el consumidor. Y, aunque pensemos lo contrario, los aditivos también pueden ser naturales, como las hierbas y las especias que aportan sabor a los alimentos, el vinagre de los encurtidos o la sal para preservar la carne. Aún así, si quieres evitarlos por completo, tendrás que comprar productos lo más naturales posibles.

Mujer mirando el etiquetado nutricional

No debes caer en el exceso

Es cierto que, gracias a los aditivos, los alimentos se conservan más tiempo y, aunque en su mayoría son inofensivos, existen algunos que si se consumen demasiado, pueden perjudicar nuestra salud. Estos son algunos de ellos:

  • Glutamato monosódico (E-621). También conocido como GMS, es un potenciador del sabor semisintético que está muy presente en aperitivos como las patatas fritas, las aceitunas o los gusanitos que comen los niños, o en otro tipo de alimentos comunes como las croquetas congeladas o las sopas preparadas. Este aditivo es el culpable de que no seas capaz de parar cuando estás comiendo, pues te impide alcanzar la saciedad. Además, es neurotóxico, es decir, puede destruir las neuronas.

  • Aspartamo (E-951). Es un edulcorante que tiene muy pocas calorías y que suele formar parte de alimentos “bajos en azúcar”. Está presente en chicles, helados, zumos de frutas, bebidas light o la comida preparada. Pero no caigas en la obsesión, para que sea un riesgo para tu salud deberías sobrepasar los 50 miligramos por kilo y día. Una cifra que representa, por ejemplo, cuatro litros diarios de cola light.

  • Amaranto (E- 123). Se trata de un colorante sintético rojo o morado que se utiliza en caramelos, fruta confitada y productos de pastelería. Podría ser uno de los causantes del asma en niños pequeños o la aparición de posibles alergias. Su nivel de toxicidad es tan alto que incluso está prohibido en algunos países.

  • Gelato de propilo (E- 310). Se usa para que las grasas no se oxiden ni produzcan olores desagradables. Puede estar presente en la leche, la sopa en polvo, los aceites vegetales (excepto el de oliva), el puré de patatas o los chicles, entre otros. Las embarazadas y los niños deben evitar su consumo, pues puede provocar asma, problemas digestivos, urticaria o insomnio.

Estos son solo algunos de ellos, pero existen muchos más. Aunque, tal y como hemos explicado anteriormente, si se consumen de forma moderada son inofensivos. Eso sí, en la medida de lo posible, tu alimentación debería estar basada en comida fresca y natural. Y recuerda revisar el etiquetado de los productos.

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