Salud
Ángela Domínguez, epidemióloga: "Las residencias van a verse menos afectadas por la tercera ola"
La experta pide que se acelere el proceso de vacunación
La mayoría de Comunidades Autónoma han inoculado a casi todos los mayores que viven en residencias la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus. Y se prevé que en semanas, tras inmunizar a los sanitarios, se procederá a inyectar las dosis de Pfizer y Moderna a la población dependiente, con enfermedades crónicas y a los más mayores.
Por ello, cabe preguntarse cómo será la vida una vez estos grupos estén inmunizados, si la vacuna será realmente eficaz con estos segmentos poblacionales y si las primeras etapas de campaña de vacunación lograrán frenar o minimizar los efectos más nocivos de la pandemia.
Sobre todos estos temas, 65Ymás ha conversado con la catedrática de Salud Pública de la Universidad de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, Ángela Domínguez.
Pregunta - ¿Cómo valora el inicio del proceso de vacunación?
Respuesta - Ha habido, en algunos sitios, algún problema relativo a no tener suficiente personal disponible para administrar las vacunas de las que se disponían. Pero bueno, creo que se va corrigiendo.
Hay que entender que este no es un proceso lineal. Conforme se vayan presentando las vacunas y estén disponibles, se irá haciendo. Lo que es importante es administrarlas lo más rápido posible, para poder tener a la población inmunizada.
P.- ¿Podrán hacer una vida más o menos normal las residencias de mayores una vez reciban la segunda dosis?
R.- Se sabe que, con esta vacuna, hay que esperar a tener las dos dosis, y luego dejar pasar 15 días como mínimo, para que el efecto protector se de. De todas maneras, como la circulación en la comunidad es muy amplia, hasta que no se tengan niveles de vacunación en toda la población del orden del 70% –o incluso más– y se consiga ese efecto barrera, el virus seguirá circulando.
Además, la vacuna no es 100% eficaz. Como pasa en cualquier fármaco, no todas las personas que hayan recibido las dos dosis quedarán protegidas. Y hemos decidido empezar con un grupo limitado de gente. Por tanto, las medidas –como la distancia, la mascarilla, la higiene de manos y la ventilación– deben mantenerse, porque no toda la población que accede a una residencia está vacunada y esas personas tienen contacto con la comunidad, donde está habiendo mucha circulación.
P.- ¿Puede la campaña de vacunación frenar, en parte, los efectos más lesivos de la tercera ola?
R.- Hay que poner la segunda dosis y esperar unos 14 días, por lo menos. Entonces, como la inmensa mayoría de los vacunados van a estar protegidos, cabe esperar que la posibilidad de enfermar vaya a ser muy baja.
En su conjunto, las personas usuarias de residencias van a verse menos afectadas en esta tercera ola.
P.- Desde el punto de vista científico, ¿quiénes deberían vacunarse tras las personas mayores que viven en residencias?
R.- Esto está planificado. Según lo que se ha establecido, una vez esté vacunado todo el personal que atiende a los residentes, debe ir el personal sanitario que trabaja en primera línea (hospitales, UCIs, personas que realizan pruebas...). Y, cuando haya suficientes vacunas, se deberá hacer con todos los sanitarios.
Más tarde, habría que vacunar a los más vulnerables, los que tienen más edad y a los que padecen enfermedades crónicas o discapacidades.
P.- Una vez estén vacunados todos los grupos de riesgo que tienen más probabilidades de fallecer por COVID, ¿se podrán relajar las medidas de protección, eliminar restricciones de aforos y volver a cierta normalidad?
R.- Todo esto hay que ver cómo evoluciona. Pero, teóricamente, si la vacuna da una protección del 90% y el efecto de freno a la transmisión se consigue cuando lleguemos al 70% de la población inmunizada, entonces, cuando ya haya ese porcentaje, se podrá plantear relajar alguna de las medidas de protección y las restricciones. Mientras tanto, en principio, la protección personal, el airear y el distanciamiento, deben mantenerse.
P.- ¿Podremos encontrarnos con un escenario en el que haya miles de casos diarios pero muy pocos fallecimientos por el efecto de la vacuna? ¿Eso no debería permitirnos volver a la normalidad?
R.- Hasta ahora, lo que hemos visto es que las personas que tienen formas más graves de la enfermedad son los más vulnerables. Pero eso no quiere decir que no haya jóvenes sin ninguna enfermedad crónica que, cuando enferman, también presentan formas graves. No es general, pero puede darse.
Así que, hasta que no tengamos, en mi opinión, una población muy importante que haya recibido las dos dosis, hay que mantener estas medidas que tenemos ahora para evitar la transmisión.
P.- ¿Puede ser menos eficaz la vacuna del coronavirus en personas mayores al tener, por norma general, un sistema inmune más envejecido?
R.- Los resultados que se tienen de las vacunas que han acabado los ensayos clínicos apuntan a que funcionan bien en personas mayores. En principio, los datos no indican que proteja menos en personas de edad avanzada.
P.- En cuanto a la tercera ola, con las medidas que van a tomar las CCAA –similares a las de las segunda ola–, ¿cuánto podemos tardar en doblegar la curva de contagios?
R.- Una respuesta, precisa, no la tenemos. Lo que sí que sabemos es que las restricciones de movilidad de personas tienen un impacto de mejora al cabo de, por lo menos, 15 días. Si se toman ahora, esto disminuirá.
¿Cuándo lo veremos? Ahora mismo, con lo que sabemos, los casos van a ir aumentando. Pero si se toman medidas como limitar la interacción social y la movilidad, al cabo de dos semanas, podemos ver un efecto de frenada. Hay que esperar.
