A medida que uno cumple años, sobre todo a partir de los 65, el dolor crónico se hace más evidente y afecta a un mayor número de personas. Concretamente más de la mitad de la población que ya ha pasado esa barrera de edad tiene esa molestia de por vida, que no se va ni con terapias ni con tratamiento farmacológico. Una prevalencia de la cronificación de esas molestias que sobre todo afecta a las mujeres, en comparación con los hombres en edades similares.
Estas son las conclusiones a las que ha llegado un estudio realizado por los investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (@CIBER_ESP). En concreto, dicho trabajo se ha centrado en una muestra de algo menos de 1.000 personas de ambos sexos y que, al inicio del estudio, que ha durado 3 años, no tenían dolor alguno.
¿Las conclusiones? Las mujeres sufren al cabo de ese tiempo una mayor frecuencia de enfermedades de tipo crónico, así como estrés psicológico. Además, otra de las diferencias con los hombres es que ellas se muestran menos activas físicamente que sus compañeros de edad similar.
Dolor articular, pérdida de movilidad y de agilidad, así como problemas de tipo psicológico (depresión), que llega a afectar a la calidad del sueño, son los principales problemas observados en esa muestra femenina estudiada.
“El 20% de la población lo padece y su prevalencia aumenta con la edad, afectando al 60% de los mayores de 65 años y como resultado, esta es la causa principal de años vividos con discapacidad en personas a partir de los 50”, alertan estos expertos, al tiempo que señalan que ese dolor crónico se ha convertido en un problema grave dentro de la salud pública de nuestro país. "En muchos casos, las mujeres pueden tener entre un 200 y un 800% más de probabilidades de desarrollar diversas afecciones de salud dolorosas", añaden los responsables del informe.
El sistema hormonal de las mujeres puede estar detrás de esta mayor prevalencia del dolor crónico, como explican en esta misma línea expertos del Hospital Casa de Salud de Valencia. Y es que los cambios hormonales que sufren las mujeres, sobre todo en lo que se refiere a los estrógenos que avisan de la llegada de la menopausia, pueden derivar en ese dolor crónico. A esto hay que sumar el hecho de que en las mujeres mayores esa sensación viene asociada a un padecimiento psicológico más que físico,
"El dolor se define como una experiencia sensorial y emocional negativa, de ahí la importancia de abordar este tema para reducir la angustia emocional". En este sentido, estos sanitarios recuerdan que hablamos de un problema infratratado. "En el 62% de los casos no se ha derivado a una unidad del dolor de un centro sanitario y solo un 14% ha sido tratado por un especialista en dolor". Es la conocida como enfermedad invisible que hace que, en muchos casos, no venga asociada a una patología o situación concreta.
Esta patología es algo mucho más complejo, que no termina cuando cesa esa "causa u origen" que está detrás de su aparición. El dolor persiste en el tiempo y afecta de forma considerable a todas las esferas de la vida de esa persona, tanto emocional, como familiar y, en algunos casos, laboral si sigue trabajando. "Se puede considerar una enfermedad en sí misma”, como recalcan desde la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (@IASPpain).
Tan importante es esa atención profesional como el cuidado que lleve a cabo el paciente para reducir esa situación, tanto a nivel físico como emocional. Consejos que, sobre todo, se pueden aplicar desde un plano psicológico: