La oxigenoterapia es una de las posibles Terapias Respiratorias Domiciliarias (TRD) que actualmente suponen un gran avance en el tratamiento eficaz de distintas enfermedades, algunas de ellas crónicas, de especial relevancia entre la población de mayor edad. Son todas patologías relacionadas con la deficiente llegada de oxígeno a los pulmones, circunstancia que hace que su nivel en sangre no sea el adecuado, con el daño que esta situación puede provocar en el propio organismo o simplemente en la calidad de vida.
Forman un grupo heterogéneo de tratamientos que ya reciben más de 600.000 personas en España. Cada uno de ellos está indicado para enfermedades respiratorias determinadas. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (@SeparRespira) señala cuatro entre los principales y más frecuentes:
Evitar las consecuencias de la escasa presencia de oxígeno en el organismo es el objetivo de esta terapia, cuyas pautas siempre serán definidas por el especialista neumólogo. Con ella, no solo será posible evitar riesgos relacionados con enfermedades que pueden afectar al sistema circulatorio y a órganos vitales, incluyendo el cerebro o el corazón, sino que además la calidad de vida de una persona con dificultades respiratorias mejorará de manera notable.
La oxigenoterapia domiciliaria puede reducir síntomas como el cansancio y la fatiga reduciendo, en muchos casos, la necesidad de ingresos hospitalarios. Para un adulto mayor, poder realizar el tratamiento en su propia casa supone múltiples ventajas en cuanto a comodidad, reduciendo desplazamientos y visitas a consultas médicas u hospitales, y también en seguridad y tranquilidad, al saber que dispone en todo momento del oxígeno necesario. Para que la oxigenoterapia resulte eficaz y segura los expertos insisten en tres recomendaciones importantes:
Antes de determinar la necesidad de seguir una Terapia Respiratoria Domiciliaria, el neumólogo realiza un completo examen físico y una serie de pruebas diagnósticas, entre las que no faltan una pulsioximetría o una gasometría arterial, ambas destinadas a conocer los niveles de saturación de oxígeno en sangre.
Tras el estudio detallado de cada caso, se establecerán no solo las dosis y tiempos de administración, sino también en equipo adecuado según las necesidades específicas, las características de cada persona y también sus hábitos o actividades cotidianas.
Entre los posibles equipos necesarios para llevar a cabo la oxigenoterapia, el especialista puede recomendar el uso de un concentrador de oxígeno, algunos de gran capacidad para utilizar exclusivamente en el domicilio y otros portátiles, de una bombona, más pequeñas y ligera, o de una mochila de oxígeno líquido, cuyo peso no suele superar los 4 kilogramos. Cánulas o gafas nasales, mascarilla o sonda transtraqueal, esta última para personas que requieren un suministro constante y en cantidad elevada, son los tres posibles instrumentos que harán que el oxígeno llegue, fácilmente, al interior del organismo.