Medicina general

Parálisis facial periférica en personas mayores: causas y tratamientos

Mariola Báez

Foto: Bigstock

Viernes 10 de enero de 2020

6 minutos

Es una afección en el nervio facial que puede provocar que la musculatura del rostro no responda

Parálisis facial periférica en personas mayores
Mariola Báez

Foto: Bigstock

Viernes 10 de enero de 2020

6 minutos

Parpadear, sonreír, elevar las cejas, mover los labios para habar… En cada gesto que hacemos con nuestra cara intervienen un número de músculos muy superior al que pudiera parecer en un primer momento, porque la cifra sobrepasa los cuarenta en el conjunto del rostro.

Los movemos con total naturalidad gracias a su perfecta conexión con el nervio facial, que se encarga de llevar las señales que emite nuestro cerebro a aquellos músculos que deben intervenir en cada una de nuestras expresiones. Si esa orden neuronal no llega correctamente, desencadena la parálisis facial periférica, una dolencia que puede tener diversas causas y distintos niveles de gravedad.

Parálisis facial en el adulto mayor

Son varias las afecciones incluidas en este conjunto de patologías. De todas ellas, la más frecuente es la Parálisis de Bell, que puede afectar a personas de cualquier edad, aunque presenta una importante prevalencia en los mayores de 65 años y también entre la población más joven, tanto en hombres como en mujeres. Los expertos explican que, generalmente, es una inflamación en ese nervio la causa principal de la dolencia.

Como señala la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (@SEORLCCC), el origen también podría ser vírico, a partir de una infección del virus del herpes simple o el herpes de Zóster. Otras causas menos frecuentes, pero posibles desencadenantes de la repentina inmovilidad de parte del rostro, podrían ser un fuerte traumatismo que acaba afectando al nervio, una malformación vascular a nivel del cerebro que incluso desencadene un ictus, o una causa neoplásica, por la presencia de algún tipo de tumor intra o extracraneal.

Una grave infección en el oído medio o enfermedades como la sarcoidosis, la inflamación de los nódulos linfáticos, tampoco se descartan.

Parálisis facial

¿Qué síntomas presenta esta patología?

Generalmente, la parálisis de Bell se manifiesta impidiendo el movimiento en un único lado de la cara, mientras que el otro mantiene su funcionalidad. A veces, es un movimiento determinado el que resulta imposible de realizar de manera voluntaria, por ejemplo cerrar totalmente el párpado que protege uno de los ojos o realizar con la boca los gestos que nos permiten hablar o comer.

Lógicamente, cuando esto sucede despierta una gran alarma en la persona afectada, que comprueba que ha perdido en parte la capacidad de gesticular con normalidad. Por lo que esta patología es motivo frecuente de consulta neurológica urgente.

Esa extraña sensación de tirantez, descolgamiento o falta de movilidad en el rostro puede presentarse acompañada de otros síntomas, como boca seca, dificultad al tragar o dolores de cabeza. En ocasiones, la afección se produce de forma repentina, pero en otras se inicia de manera progresiva, en el transcurso de dos o tres días, hasta que sus efectos resultan evidentes.

Parálisis facial

¿Tiene cura?

Ante cualquier síntoma que suponga una anomalía en la habitual expresividad del rostro, es esencial acudir de manera inmediata a los servicios médicos. Por suerte, esta enfermedad permite una recuperación completa en el 80% de los casos, muchas veces remitiendo de manera totalmente espontánea y, en otras circunstancias, teniendo que requerir al necesario tratamiento.

Dependiendo del tipo del que se trate y teniendo en cuenta su posible origen, se tendrá que establecer el tratamiento específico que pueda proporcionar resultados satisfactorios en el menor tiempo posible, al menos dos o tres semanas.

Como explican expertos de la SEORL, en una primera revisión será necesario valorar el grado de incapacidad de movimiento del lado de la cara afectado. Para lograrlo, se requerirán pruebas específicas, como un electromiograma o un estudio radiológico (TAC). Según los resultados obtenidos, los especialistas determinarán si es preferible observar la evolución de la patología y su posible recuperación espontánea, o si resulta más aconsejable aplicar tratamientos, basados principalmente en la administración de corticosteroides que además ayuden a mitigar el posible dolor.

Cuando la parálisis no responde al tratamiento, será preciso encontrar otras opciones, incluyendo las técnicas quirúrgicas. En estos casos, es imprescindible la actuación de un equipo multidisciplinar de especialistas que pueda valorar la patología en todos sus ámbitos. En este sentido, desde hace unos años existen en distintos hospitales, como el Hospital Universitario la Paz de Madrid (@SaludMadrid), Unidades de Parálisis Facial, que analizan cada caso teniendo en cuenta si se trata de una parálisis facial aguda, una ya establecida o si su origen parte de una infección otológica, de un traumatismo o de una cirugía craneal anterior.

También el Hospital Vall d’Hebrón (@vallhebron), en Barcelona, trata en su unidad de rehabilitación los distintos tipos de parálisis facial, con técnicas específicas de fisioterapia o aplicando tratamientos, como la infiltración de toxina botulínica, si es está indicado para mejorar la movilidad del rostro.

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