Puede que ya el titular de este reportaje te sorprenda. Pero según un informe, existen ciertos medicamentos y remedios que no sirven para nada a la hora de tratar las dolencias más comunes que todos podemos padecer a lo largo de nuestra vida. El responsable de esta afirmación, que a algunos le puede soñar extraña, es FarmaCiencia (@Farma_Ciencia), la asociación de farmacéuticos que ha elaborado una guía que incluye aquellos tratamientos farmacológicos que, a su juicio, no hacen nada para aliviar las patologías más ocurrentes.
Pero estos consejos no solo atañen a estos recipientes con pastillas o soluciones líquidas, este grupo de farmacéuticos echa por tierra también algunos remedios caseros que hemos usado desde siempre creyendo que funcionan. Es el caso de la manzanilla para tratar la conjuntivitis o las gasas calientes que se colocan en el ojo cuando nos ha salido un molesto orzuelo.
Antes de tomar cualquier medicamento por nuestra cuenta, recuerdan desde FarmaCiencia, debemos acudir al médico para que valore nuestro estado de salud y si es adecuado tomar este o aquel medicamento; o ninguno si la cosa es leve y no reviste de mucha más atención que una dieta saludable y unos días de reposo. Sobre todo cuando ese paciente es una persona mayor.
Por lo tanto, es fácil adivinar que no debemos hacer caso a ese familiar o a esa vecina que nos recomienda tomar un jarabe que "va muy bien" para esa molestia. Estos son algunos ejemplos de esos medicamentos que solo producen un efecto placebo en los casos de salud más habituales:
Lo mismo que algunos fármacos no hacen nada a la hora de mejorar los síntomas de algunas enfermedades, existen otros con los que debemos tener cuidado ya que no están exentos de ciertos riesgos, sobre todo cuando se toman a la ligera sin control alguno.
Es el caso de los protectores de estómago, como el omeoprazol, que algunas personas toman cuando tienen algo de acidez si se han pasado con la comida o con las copas de alcohol. Si esa práctica inconsciente se hace de forma regular y llega a ser abusiva, puede hacer que aparezcan ciertas infecciones resistentes a los antibióticos, como explican desde la Agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (@US_FDA). Y eso por no hablar del aumento del riesgo de padecer en el futuro una enfermedad renal severa, así como ciertas complicaciones cuando quienes abusan son mayores de 50 años: en este caso, son más propensas a las fracturas de cadera o a unos bajos niveles de vitamina B-12.
Cuando hablamos de medicamentos para reducir los niveles de colesterol, otros estudios concluyen que entre los riesgos asociados a algunos de estos fármacos (cuando se hace una ingesta sin control médico y de forma descontrolada) se encuentra la aparición de enfermedades como la proteinuria, una patología que se evidencia por la presencia de proteínas en la orina, lo que puede ser una señal temprana de una patología relacionada con los riñones.
Por último, debemos tener cuidado con el uso (o dependencia) de los antidepresivos, en algunos casos. Así pues, pese a que al comienzo del tratamiento ese paciente se sentirá mucho mejor, pasadas unas semanas o un mes pueden aparecer algunos efectos secundarios como puede ser el insomnio, la ansiedad o un estado de nerviosismo, como detallan desde el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla (@COF_Sevilla).