Victoria Herrero
Medicina preventiva
¿Qué es y cómo se trata el impétigo en adultos mayores?
Victoria Herrero
Foto: Bigstock
Viernes 21 de febrero de 2020
ACTUALIZADO : Viernes 21 de febrero de 2020 a las 10:00 H
5 minutos
Dos bacterias son las responsables de la aparición de ampollas alrededor de la nariz y la boca
El impétigo es una infección muy habitual en la piel, producida por dos tipos de bacterias: los estreptococos del grupo A o el estafilococo aureus. Bacterias que se refugian y se multiplican en la superficie de la dermis cuando se produce un corte, una raspadura o la picadura de un insecto.
Es entonces cuando aparece una afección cutánea que se manifiesta en forma de ampollas que pueden extenderse por todo el cuerpo, aunque lo más normal es que se observen junto a la boca y la nariz.
Síntomas y tratamiento del impétigo
Aunque se pueda pensar que es una dolencia que solo se da en niños o adolescentes, lo cierto es que las personas mayores también pueden sufrir impétigo como consecuencia de otro tipo de afección de la dermis o tras pasar por una infección del sistema respiratorio. Algo que explican desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (@aedv_es), que recuerdan que es una patología muy contagiosa.
Una situación que, como confirman estos expertos, no se desencadena tras pasar un cuadro de estrés o ansiedad; aunque reconocen que tener las defensas bajas, estar más cansados de lo habitual, además de no seguir las medidas de higiene adecuadas son factores que pueden favorecer que florezca el impétigo. Sin embargo, sí es cierto que se observa un mayor riesgo si se trata de personas que tienen problemas de riñón. También si padecen previamente dermatitis atópica.
En definitiva, cuando se ha desencadenado el contagio, sobre todo en épocas más calurosas, es cuando aparecen en el rostro (al cabo de una semana desde la acción de las bacterias o la exposición a otro afectado) las erupciones de las que puede supurar algo de líquido. En algunos casos incluso dichas ampollas cicatrizan en forma de costras con tonos amarillentos.
Como se ha explicado antes, pese a que la lesión de la dermis se concentra en un solo punto, puede extenderse a otras partes de la piel como es el caso del cuello. algo común si la persona se rasca para controlar el molesto picor asociado.
Por eso, antes de que ocurra y ante la aparición de la primera ampolla, es aconsejable ir al médico. Este recetará antibióticos de forma tópica, o incluso orales si es un brote mayor, para acabar con la infección. Unos efectos que empezarán a notarse a los tres días de empezar con el medicamento. Como parte del tratamiento, el empleo de cremas emolientes también favorece que se mantenga una barrera cutánea.
No obstante, si pasados bastantes días no se observa mejoría o la situación va a peor (con un cuadro de fiebre, dolor o una mayor inflamación de las ampollas), sería necesario volver a la consulta. Todo es poco para evitar que se pueda desencadenar una forma más grave de impétigo, que se conoce con el nombre de ectima. Una afección en las capas más profundas de la piel, cuando la dolencia empeora y se forman dolorosas llagas llenas de pus, que se transforman en úlceras más serias.
La prevención es clave
Como en muchas otras ocasiones relacionadas con temas de salud, seguir una serie de hábitos preventivos resulta crucial. Y es que no puede olvidarse, como se ha aludido anteriormente en el reportaje, que el impétigo es bastante contagioso. Por eso, si una persona sufre esta patología de la dermis es bueno que cumpla algunas recomendaciones dadas por su médico:
- Lavar convenientemente la zona donde están las ampollas con agua y jabón. A continuación, cubrir la herida, sin que quede muy apretada contra la piel, con una gasa o venda. Si se observa que hay costra se puede retirar con sumo cuidado, pero sin empeorar la infección.
- Una vez hecho esto es necesario que el afectado repita la buena higiene con sus manos para evitar el contagio con otras zonas del cuerpo o al tocar a otras personas: sobre todo si se trata de un recién nacido. Para ello, lo mejor es usar jabones antibacterianos que no sean agresivos y secarse con toallitas desechables de un único uso.
- Es recomendable, en este sentido, que si una persona está en pleno tratamiento contra el impétigo se corte muy bien las uñas, ya que las bacterias pueden hacer de estas el hogar perfecto.
- No conviene rasgarse las llagas por mucho que piquen. Si la molestia es insoportable se puede preguntar al médico por alguna solución que calme dicha situación desesperante.
- Entre las recomendaciones tanto para el mayor que tiene impétigo como para el resto de personas que no lo padecen, pero conviven con él, es importante no compartir enseres de aseo personal; así como toallas, textiles del hogar o ropa. Lo mismo con utensilios de cocina o juguetes con los más pequeños.
- Si se tiene impétigo y se va a practicar deporte mucho cuidado con las actividades que suponen un contacto físico como pueden ser el fútbol o la lucha libre. Se podría contagiar a otras personas de forma sencilla.