Victoria Herrero
Medicina preventiva
¿Qué es el Síndrome del Edificio Enfermo y cómo puede afectar a los mayores?
Deficiencias estructurales que se concentran sobre todo en una ventilación inexistente o ineficaz
El síndrome del edificio enfermo (SEE) se refiere a un espacio con ciertas deficiencias estructurales o de mantenimiento que provoca que las personas que pasan mucho tiempo en su interior, ya sea trabajando o habitando ese lugar, acaben teniendo problemas de salud derivados del estado de dicho inmueble.
Las características de un edificio enfermo
Esta afección se conoció a mediados de la década de los años 80 cuando en el Reino Unido se empezó a detectar que, de forma masiva, los trabajadores de algunos bloques de oficinas de ciudades como Londres o Manchester tenían los mismos síntomas sin una causa común aparente. Fue entonces cuando se puso nombre a esta "extraña circunstancia": el síndrome del edificio enfermo.
Un "mal" que se observa en edificios de reciente construcción o que han sido reformados, como consecuencia de sus recubrimientos o los materiales empleados, pero también se da en viviendas o espacios de trabajo que llevan años levantados y cuyo estado de mantenimiento, o su diseño arquitectónico inicial, afecta desde hace tiempo a sus ocupantes.
En este último caso, la mayoría de los problemas suelen venir de las emisiones de los propios materiales que antaño se usaron en su construcción, así como de sus deficientes sistemas de ventilación y climatización.
Las características de este tipo de edificios
Las características que hacen de un edificio un lugar "enfermo" son muchas más, como detallan desde la Organización Mundial de la Salud (@OMS_es):
- Lugares que no poseen un sistema de ventilación o este es insuficiente, por lo que no hay una corriente de aire fresco por el interior del mismo. Además, esa mala distribución del aire provoca que algunas zonas del inmueble no se puedan ventilar.
- Tampoco cuentan con un sistema de climatización y en los casos en los que sí hay estos no resultan eficaces y son poco precisos, por lo que no se puede controlar la temperatura del interior del espacio.
- Los materiales elegidos para levantar el edificio son de mala calidad y cuentan con un revestimiento textil en el suelo, las paredes y otros elementos que forman parte del diseño.
- Su ubicación en zonas donde hay mucha polución o contaminación ambiental es otra de las características principales de este síndrome.
En definitiva, estamos ante un espacio demasiado seco, donde no se renueva el aire interior ni entra el que procede del exterior y que puede tener una acumulación de bacterias y ácaros en zonas que, además, es frecuente que haya algo de humedad.
Evidencias que no solo se dan en espacios de trabajo, en nuestro vecindario también pueden aparecer estos problemas que inciden en la salud de las personas que habitan en estos bloques. Es entonces, con el paso del tiempo, cuando pueden surgir ciertas patologías como sequedad en la garganta, dolores de cabeza, picor de ojos, fatiga mental, mareos, erupciones en la piel o infecciones de carácter respiratorio. Además, en el caso de las personas mayores, esta sintomatología se puede unir a enfermedades que se padezcan previamente o que sean crónicas.
¿Cómo solucionar este problema?
Lo bueno es que todas esas deficiencias estructurales y del diseño del edificio se pueden revertir si se siguen una serie de mejoras y recomendaciones. El foco en el que merece la pena detenerse es la mejora de los sistemas de ventilación de dicho espacio, además de prestar atención a cómo se encuentran los circuitos de ventilación. Estas serían las primeras reformas que sería necesario acometer, pero también se pueden llevar a cabo estas otras medidas:
- Colocar rejillas o difusores para eliminar los contaminantes en la extracción de aire, que además servirán para evitar corrientes entre las diferentes estancias y plantas del edificio.
- Instalación de sistemas de climatización que garanticen un óptimo confort térmico.
- A la hora de ubicar tomas de aire hacia el exterior, lo mejor es orientarlas hacia grandes espacios o zonas verdes.
- Reemplazar algunos materiales de construcción que apenas emitan los denominados VOCs, compuestos orgánicos volátiles que se convierten en vapores o gases y que, además de carbono, pueden contener hidrógeno, nitrógeno, azufre o cloro, entre otros elementos.
- En el interior de estos edificios o viviendas, no viene mal que se mantengan las condiciones de limpieza de moquetas o que se sustituyan estas por otro tipo de superficies que sean más higiénicas y no atraigan tantas bacterias y contaminantes.