Medicina preventiva

Suicidio en adultos mayores: una dura realidad poco conocida

Mariola Báez

Foto: Bigstock

Martes 21 de enero de 2020

ACTUALIZADO : Jueves 3 de septiembre de 2020 a las 14:35 H

6 minutos

Es la primera causa externa de muertes en España, por delante de caídas y accidentes de tráficos

Suicidio en adultos mayores: una dura realidad poco conocida
Mariola Báez

Foto: Bigstock

Martes 21 de enero de 2020

6 minutos

Ésta es una de las conclusiones que se derivan de los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (@es_INE) sobre defunciones, según la causa de la muerte, referidos a 2018, los más recientes. Las distintas enfermedades siguen siendo el motivo principal de fallecimiento, destacando especialmente aquellas que afectan al sistema circulatorio, pero no deja de sorprender y preocupar que entre las causas que no tienen un origen interno, el suicidio sea la más destacable. Pese a esta realidad, si comparamos las últimas cifras con las del año anterior, se aprecia un descenso del 3,8% en el número de casos.

Por sexo, el suicidio fue la primera causa de muerte externa en hombres, mientras que en mujeres fue la tercera, ocupando el primer lugar las caídas accidentales.

Un grave problema de salud pública

Durante décadas, el suicidio al que una persona recurre para acabar voluntariamente con su vida ha sido un tema tabú. Aunque siguen existiendo reticencias, hoy en día se considera un problema de salud que hay que prevenir y atajar. Así lo indica la Organización Mundial de la de la Salud (OMS-es), que recuerda que cerca de 800.000 personas se quitan la vida cada año en nuestro planeta.

Entre las causas que incitan a una persona al intento de suicidio y, por tanto, constituyen factores de riesgo hay que señalar que son de índole muy diverso. La mayor o menor prevalencia de cada una de ellas varía entre países y también puede cambiar por segmentos de edad. Incapacidad para afrontar las tensiones de la vida cotidiana, problemas económicos y familiares, rupturas de pareja, experiencias traumáticas y también la presencia de dolor y  enfermedades crónicas, algo que incide especialmente en la población mayor, son algunas de ellas.

Teniendo en cuenta las estadísticas, que arrojan datos sobre intentos y suicidios consumados atendiendo a la edad, las cifras confirman que la tasa se incrementa a medida que los años avanzan, aunque superados los 95 desciende de manera notable.

La depresión es uno de los factores de riesgo de suicidio

Detectar posibles conductas suicidas en el adulto mayor

Reducir las víctimas, más de 3.500 anuales, es el objetivo de la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (@sanidadgob). Acciones de concienciación sobre esta realidad y medidas concretas para la detección precoz como, por ejemplo, incorporar psicólogos clínicos en la Atención Primaria, son algunas de las más importantes y urgentes, tal y como asegura el Consejo General de la Psicología (@copsicologiaesp).

Cuando una persona se quita la vida, o lo intenta, esta situación no solo supone un terrible drama individual. También afecta a sus seres queridos y personas cercanas, que se preguntan cómo ha podido darse una situación que lleve al fatal desenlace. En este sentido, los psicólogos explican que el suicidio es el resultado de múltiples factores. Siempre es una situación de alta complejidad en la que interactúan aspectos muy diversos.

Factores médicos y de salud general, como pueden ser una enfermedad crónica o altamente invalidante, o incluso una patología que provoque frecuentes ingresos hospitalarios, pueden ser un desencadenante. Lo mismo ocurre con las distintas enfermedades metales como un tipo de demencia, un trastorno de personalidad o una psicosis paranoide. Se trata, en cualquier caso, de enfermedades que, aunque no siempre resulte sencillo, son diagnosticables y tratables, algo básico en la prevención del suicidio.

Psicología en la prevención del suicidio

La psicología pieza clave en cualquier tratamiento preventivo

No solo es la salud física la que puede afectar a las ganas de vivir de una persona mayor. Como hemos señalado, son muchos los mecanismos que se pueden llegar a poner en marcha antes de un intento de suicidio.

La soledad no deseada, el aislamiento social, la pérdida de un ser querido, los trastornos del sueño, los problemas económicos o simplemente el desencanto y la falta de ilusión por carecer de nuevos proyectos vitales son situaciones que puede experimentar el adulto mayor y que deben superarse con una atención integral, en la que intervengan especialistas de distintos campos, incluida la psicología.

De todas estas posibles situaciones, los especialistas señalan que la que supone un mayor riesgo es la depresión, una enfermedad que requiere tratamiento y seguimiento específico a cualquier edad y por supuesto, también en la etapa adulta. Se estima que entre un 60% y un 90% de personas mayores que intenta suicidarse presenta síntomas depresivos.

Detectar la depresión y tratarla es una medida básica para evitar graves situaciones que ponen en riesgo la propia vida. Además, es importante estar atentos a posibles señales que avisen de una conducta anómala y de que, quizá, los pensamientos negativos se estén apoderando de una persona. Los expertos señalan que en el adulto de edad avanzada el intento de suicidio es generalmente un acto premeditado, por lo que es importante estar atento a cualquier cambio extraño, como modificaciones en el testamento, acumulación inexplicable de medicamentos o un anormal estado de nerviosismo. Si estos episodios van unidos a síntomas depresivos, es importante estar alertas para poder ofrecer a tiempo la ayuda necesaria.

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Mariola Báez

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