Teresa Rey
Preguntas
Cuándo se produce la epicondilitis, conocida como codo del tenista
Aparece en personas que realizan con frecuencia movimientos de hiperextensión con el codo
Si has practicado con frecuencia tenis o algún deporte de raqueta como el pádel, puedes estar expuesto a un trastorno que se denomina epicondilitis, más comúnmente conocido como codo del tenista. Esta no es la única causa de su aparición, también puede deberse a otros ejercicios o determinadas actividades que hayan afectado a la zona. Realmente se da en personas que realizan de forma frecuente movimientos de hiperextensión con el codo.
Por qué se origina
La repetición continuada es la que da lugar a la aparición de una inflamación de los tendones que configuran la unión entre el antebrazo y el codo. Los principales síntomas que se experimentan son dolor e hipersensibildad en la zona, en concreto en la parte exterior del codo. Se puede tener igualmente cierta sensación de ardor y debilidad a la hora de agarrar objetos.
El hueso del brazo, el húmero, a su paso por el codo tiene unas protuberancias óseas en la parte interior que se llaman epicóndilos, de ahí el nombre de la enfermedad. Los músculos del antebrazo son los que permiten extender las muñecas y los dedos, y los tendones de este unen los músculos al hueso.
El movimiento reiterado y continuo de la zona provoca que el músculo se vaya rozando con las protuberancias del hueso y esto es lo que al final da lugar a la epicondilitis. Cuando se realizan actividades vigorosas con esta parte del cuerpo, como ocurre en el tenis, se tiene más propensión a padecerla. En este caso, sobre todo si no presentas una técnica adecuada.
También puede ser consecuencia de profesiones concretas en las que esta parte del cuerpo se utiliza de forma mecánica y repetida. Por ejemplo, el uso del ratón en el ordenador, trabajos que requieren emplear destornilladores y taladros, o bien levantar peso de forma habitual.
Diagnóstico y tratamiento
Para el diagnóstico es posible que previamente se indiquen algunas pruebas como una radiografía o una resonancia magnética, entre otras.
El tratamiento se basa en un conjunto de medidas iniciales. Para calmar el dolor se pueden recetar analgésicos y, además, se indicará reposo durante un tiempo. Normalmente, se coloca también un brazalete o cincha que se sitúa uno o dos centímetros por delante del epicóndilo, para aliviar los síntomas. Igualmente se puede recomendar alguna terapia con ejercicios específicos para fortalecer la zona.
Existe la posibilidad de inyectar esteroides, como cortisona, y de recurrir a la cirugía.