¿Qué es la histoplasmosis? Una infección que comienza en los pulmones

La culpa de todo la tiene el hongo histoplasma. Este es el causante de esta enfermedad, la histoplasmosis, que se contagia por la inhalación de aire que va cargado de estos gérmenes, sobre todo en espacios como los campos de labranza o las granjas donde se crían gallinas.

Aunque es una enfermedad de la que no escapa nadie, es importante que las personas que formen parte de los grupos de riesgo extremen las medidas de prevención en este sentido. Es el caso de las personas con un sistema inmunitario débil, adultos mayores o aquellos que están en contacto directo y frecuente con espacios donde se críen aves o en entornos de jardinería. 

Síntomas de la histoplasmosis

Una vez contagiado el paciente, la infección comienza en los pulmones, pero puede llegar hasta el ojo a través del torrente sanguíneo, por lo que la situación se puede complicar de tal manera que derive en una pérdida de visión en los casos más graves, como advierten desde la Academia Norteamericana de Oftalmología (@AcademyEyeSmart).

Pero antes de este terrible desenlace, las primeras manifestaciones de la histoplasmosis vienen en forma de fiebre, tos, dolor torácico, dificultad para respirar y un malestar general que, en un principio, puede que no se asocie con esta patología o vaya acompañado de un cuadro de neumonía. Aunque también se da el caso contrario, personas con histoplasmosis que no tienen ninguno de estos síntomas, por lo que desconocen que están infectadas.

Si no se hace caso a esos primeros signos y la enfermedad avanza progresivamente por el organismo, podemos hablar de consecuencias más graves como ganglios linfáticos dañados, úlceras digestivas, pérdida de peso, hipotensión arterial (una presión arterial anormalmente baja) o alteraciones del estado mental. 

De ahí que resulte clave acudir al médico ante la más mínima señal de alarma. Una vez explorado y con el diagnóstico de histoplasmosis en la mano, los profesionales sanitarios decidirán el mejor tratamiento que, en la mayoría de los casos, es a base de medicamentos antifúngicos y antibióticos.

Por su parte, y si esa infección pulmonar ha llegado hasta el ojo, la terapia que se aplica es el láser, para destruir esos vasos sanguíneos anormales (operación que se puede hacer de manera ambulatoria), además de la administración de inyecciones de esteroides para rebajar la hinchazón provocada por la histoplasmosis.