Una de cada cuatro personas en nuestro país tiene algo común, al menos una cosa. Nos referimos a que sufren sensibilidad dental tal y como se extrapola de un estudio realizado por Sanitas (@sanitas) sobre la salud bucodental de los españoles. Con esta cifra conocemos, por tanto, lo común que resulta esta molestia en los dientes que se agrava sobre todo en los meses de más frío debido a esas temperaturas tan bajas que afectan a nuestra boca.
Dolor agudo. Es la señal más característica de este problema que se intensifica debido a una carencia del esmalte protector que se encarga de proteger nuestra dentadura; algo que sucede, por ejemplo, cuando estas personas afectadas toman alimentos o bebidas demasiado frías o calientes y notan ese "pinchazo".
En condiciones normales, la dentina se encuentra en la parte interior del diente (es una capa cuya función es proteger al nervio dental), pero si ese esmalte que a su vez protege a la dentina está cada vez más defectuoso y va perdiendo grosor, con el tiempo esa dentadura se muestra más sensible ante cualquier estímulo o agente externo. Es entonces cuando esa dentina, que está formada por poros o conductos que van hacia el nervio, está más expuesta a ese daño provocado por esas bajas temperaturas o por ciertos alimentos.
Y como todo, siempre hay un colectivo poblacional que tiene un mayor riesgo de sufrir esa sensibilidad. Es el caso de esas personas que suelen poner mucho empeño (fuerza) a la hora de lavarse los dientes, lo que padecen recesión gingival (en este caso la encía se retrae y deja al descubierto parte del diente que antes permanecía oculto; algo que se da más frecuentemente al cumplir más años) o que sufren de periodontitis (que puede dejar sin soporte óseo a la pieza dental).
Esta barrera protectora se va desgastando debido a diversas causas: al consumo de alimentos ácidos, por apretar o rechinar los dientes, por exponerlos a temperaturas frías o por no cuidar ese esmalte con una buena pasta y una adecuada rutina de higiene bucal. En este buen hábito ese esencial que ese cepillado sea suave y con cepillo adecuado para no dañar ni a las encías ni a los dientes.
Tampoco viene mal que de cara a una mayor prevención para evitar esa sensibilidad dental, que puede ser especialmente molesta en aquellos mayores que ya de por sí tienen ciertas patologías en la boca, se acuda de forma regular al dentista.
Ya hemos dicho que una buena higiene dental y una visita al dentista de vez en cuando pueden hacer mucho para acabar con esa molesta sensibilidad en los dientes. Pero te adelantamos algún truco más que resulta muy efectivo en este sentido y que puede evitar males mayores como puede ser una caries:
Además de estas acciones que puedes llevar a cabo en casa, en la consulta de tu dentista también te pueden ayudar a combatir esos dientes sensibles. Así pues, este especialista puede aplicar una especie de barniz de flúor sobre esos dientes más sensibles para ayudar a que salgan más reforzados y no sufran ese daño.
Además, se suele aconsejar una pasta de dientes, también rica en flúor, para lavarse los dientes de esas zonas sensibles y ayudar a reforzar el diente. Y en los casos más llamativos o graves incluso se recurre a la realización de una restauración de esa pieza dental para reparar aquellas zonas donde ya no queda esmalte alguno.