Preguntas

Si sufrimos un accidente isquémico transitorio, ¿hay alguna cirugía para tratarlo?

Teresa Rey

Foto: Bigstock

Lunes 20 de enero de 2020

3 minutos

Se puede recurrir a intervenciones que liberen las arterias que puedan estar obstruyendo el cuello

Si sufrimos un accidente isquémico transitorio, ¿hay alguna cirugía para tratarlo?
Teresa Rey

Foto: Bigstock

Lunes 20 de enero de 2020

3 minutos

Tras haber sufrido un accidente isquémico transitorio y una vez determinada la causa, se tienen dos objetivos principales: tratar de dar solución a la alteración que lo ha desencadenado y evitar que se produzca un accidente cerebrovascular, dado que las probabilidades de que esto suceda es muy alta. Entre las distintas opciones de tratamiento además del uso de fármacos específicos, el médico puede decidir que es necesario efectuar una cirugía que libere a las arterias del cuello de la obstrucción.

Endarterectomía carotídea

En estos casos se puede practicar por tanto un procedimiento quirúrgico que se llama endarterectomía carotídea. Su finalidad es extraer la placa o acumulación de grasa en las arterias carótidas (del cuello), ya que esta las puede estar estrechando de forma significativa, con el consiguiente riesgo que esto supone para el paciente. De esta manera, con la cirugía, la arteria queda liberada y la circulación sanguínea se oxigena reduciéndose la posibilidad padecer un ataque cerebral.

Se puede recurrir a esta opción si se detecta que el estrechamiento de la arteria alcanza el 70% o más, y ha desencadenado un accidente isquémico transitorio o un ataque cerebral con pérdida de visión o que se caracterice por una debilidad o una parálisis que permanece.

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Angioplastia carotídea

La otra cirugía posible en estos casos es una angioplastia carotídea o colocación de stent. Esta es la técnica que se usa cuando se produce un infarto y se detecta que hay arterias obstruidas que han desencadenado este episodio. La única diferencia es que en este caso el stent se coloca en las arterias carótidas, es decir, en las que se sitúan en el cuello (hay dos, cada una pasa por un lado del cuello).

Se tiene que hacer un corte pequeño para alcanzar la carótida y ubicar el stent. Después se introduce un catéter hasta el cuello con el objeto de alcanzar la zona donde se está produciendo la obstrucción. A continuación se introduce un alambre que llegará hasta le bloqueo y por medio de este se meterá otro catéter con un globo que al llegar al objetivo se inflará. Así la arteria se expande, se abre y permite que la circulación sanguínea vuelva a la normalidad. El stent, que se habrá colocado a la par que el globo (este se retirará al final), se queda en el interior de la arteria para que se mantenga abierta.

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Teresa Rey

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