Josep Carné, Presidente de la Federació d’Associacions de Gent Gran de Catalunya (FATEC), organización Miembro de Pleno Derecho de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), ha hecho público el posicionamiento conjunto de la Societat Catalana de Geriatria i Gerontologia (SCGiG), la Fundació iSocial y la FATEC, para demandar la creación de un nuevo modelo de cuidados de larga duración y residencial.
Aunque este modelo está elaborado para implantarlo en Cataluña desde FATEC consideran que es un modelo universal que se puede aplicar a cualquier Comunidad Autónoma.
Toda aquella persona física o entidades dedicadas al colectivo de las personas mayores, que lo deseen, puedan adherirse en el siguiente: https://forms.gle/Ya72v7FX34MHNKrHA
Estos son los 10 principios básicos que debería considerar el nuevo modelo residencial:
1.- El modelo de cuidados de larga duración debe tener una mirada amplia desde la perspectiva vital y de necesidades de las personas, que van desde la prevención de discapacidad y la rehabilitación, hasta la atención de final de vida y cuidados paliativos precoces.
2.- Hay que incorporar a las personas mayores y sus cuidadores, profesionales y no profesionales, en la conceptualización y el diseño del nuevo modelo, que debe partir de sus preferencias y de los resultados que son importantes para ellos. Su papel debe ser central, y no únicamente consultivo. Es imprescindible contar con la implicación de la comunidad y de los diferentes agentes, en un ejercicio de reflexión compartido y conjunto.
3.- Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las personas mayores quieren vivir en su hogar hasta el final de su vida, porque quieren preservar su autonomía y los vínculos familiares y sociales. Esto requiere de:
4.- Desde una perspectiva individual, la atención a las personas mayores debe dar un paso adelante hacia la personalización de las intervenciones, basados en:
5.- Algunas veces, y con el objetivo de preservar la calidad de vida de la persona, hay que plantear alternativas, teniendo en cuenta que el envejecimiento en el propio domicilio no se puede imponer. En este sentido, si bien las residencias geriátricas pueden ser también un buen lugar para vivir y un recurso muy valioso para personas mayores que, por motivos sociales o de salud, no puedan ser atendidas en el domicilio, habrá que desarrollar otras alternativas, cercanas al domicilio, para que la residencia sea la única alternativa posible. Efectivamente, en función de los condicionantes sociales de la vejez y los aspectos vinculados con el ciclo vital de la persona, el hogar puede tener muchas formas: desde la vivienda privada, los pisos con servicios, cohousing, pisos tutelados, y residencias.
6.- Un modelo integrado de cuidados de larga duración requerirá de atención colaborativa y compartida entre el mundo sanitario y social, así como de una mirada necesariamente territorial que trascienda las propias organizaciones. Esto requerirá a menudo de propuestas específicas de atención integrada y en algunos casos, de triple integración. Respecto la atención sanitaria a las personas:
7.- Desde una perspectiva asistencial, hay que debatir conjuntamente y abordar de forma sincronizada todos los ámbitos de la atención de larga duración: atención residencial, modelo de larga estancia sociosanitaria, centros y hospitales de día, así como atención domiciliaria.
8.- Hay que garantizar la seguridad y la salud de los / las profesionales de las residencias y apostar decididamente para mejorar las competencias y el reconocimiento de los cuidadores y los profesionales, lo que implica desarrollar programas formativos específicos y continuos, la dignificación de las condiciones laborales y desarrollar acciones para promover su reconocimiento social.
9.- Hay también incorporar la tecnología como herramienta de apoyo, imprescindible, como medio de conexión remota con la persona y los cuidadores ("teleasistencia"), apoyo directo a los cuidadores y formación y seguimiento de los mismos cuidadores.
10.- Finalmente, habrá que adaptar los sistemas de provisión de los servicios de cuidados de larga duración para las personas mayores a estas nuevas realidades, replanteando y redefiniendo el marco legal, los sistemas de colaboración público-privados, y los modelos de financiación y de control que se apliquen en cada caso.