Miriam Gómez Sanz
Sociedad
La Generación Z ve el mundo como un lugar aterrador
Jóvenes muestran cinismo, miedo a la violencia y estrés por derechos, economía y clima
Un estudio reciente de la Universidad Estatal de Montclair (Estados Unidos) revela que la Generación Z percibe el mundo como un lugar más inseguro y amenazante de lo que realmente es. La investigación, presentada en la Conferencia de la Sociedad para el Análisis de Riesgos de 2025 en Washington, se basa en 104 entrevistas profundas con jóvenes del noreste del país, explorando su visión sobre política, riesgo y protestas.
Según el profesor Gabriel Rubin, autor del estudio, las primeras entrevistas mostraban un tono más optimista, pero la percepción de los jóvenes ha cambiado: ahora se muestran negativos, cínicos y temerosos, preocupándose por la pérdida de derechos, la delincuencia, los tiroteos escolares y la discriminación. "Me sorprende mucho el creciente cinismo", afirma Rubin. "Cuando comencé esta investigación en 2022, las entrevistas eran optimistas; con el paso del tiempo, las opiniones de la Generación Z están cambiando y existe la sensación general de que lograr el cambio es difícil".
Riesgos percibidos como extremos
La investigación identifica tres patrones principales. En primer lugar, la Generación Z percibe el mundo como aterrador, influida por experiencias como el confinamiento por COVID-19 y la amenaza de tiroteos.
En segundo lugar, existe un escepticismo creciente sobre la capacidad de cambiar la realidad, ligado a experiencias políticas y protestas.
En tercer lugar, predomina una visión negativa del futuro, con estrés y depresión ante problemas complejos como el cambio climático.
Además, los jóvenes tienden a ver el riesgo en blanco y negro, sin considerar un espectro que permita evaluar y gestionar las situaciones, lo que refuerza su sensación de inseguridad.

Principales preocupaciones de la Generación Z
Entre los riesgos más mencionados destacan tiroteos escolares y armas, redes sociales y el control de la información, discriminación y derechos de inmigración, división política, especialmente vinculada al liderazgo presidencial, salud mental y percepción de seguridad y preocupaciones económicas, que alimentan el cinismo.
Los efectos son especialmente agudos en las mujeres jóvenes, muchas de las cuales perciben que sus derechos, particularmente los reproductivos, están amenazados. Estudios anteriores muestran que esta disparidad en la evaluación de riesgos puede derivar en ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas.
A pesar de que los últimos tres años han sido históricamente seguros, la Generación Z siente lo contrario. La investigación sugiere que la sensación de seguridad es interna, no necesariamente un reflejo de amenazas reales. Rubin advierte que organizaciones como universidades, empresas y departamentos de policía deben buscar estrategias para empoderar a los jóvenes, ayudándoles a sentirse más seguros y capaces de generar cambios en un mundo incierto.



