Estas prestaciones sociales, como la pensión por jubilación —pero también por viudedad, enfermedad…— están recogidas y reconocidas en nuestra Constitución. Para sostener este derecho, el sistema español se nutre de las aportaciones de todos los trabajadores a través de sus cotizaciones a la Seguridad Social. Es lo que se conoce como solidaridad intergeneracional, pues las prestaciones de los pensionistas se nutren de los trabajadores actuales. Esto no es así en otros países, donde cada trabajador cotiza y aporta dinero para su plan de pensiones privado e individual, como es el caso de Suecia.
Para que nuestro sistema de pensiones sea sostenible, es necesario que haya más trabajadores en activo que número de pensionistas. Actualmente, hay 2,2 trabajadores por cada pensionista, es decir, que cada prestación está sostenida por las contribuciones de dos trabajadores. Esto en sí no supone ningún problema en el presente, pero numerosos estudios indican que de cara al futuro el número de jubilados aumentará considerablemente, mientras que la población activa disminuirá, lo que hará insostenible el sistema actual.
¿Significa eso que dejaremos de tener derecho a una prestación por jubilación? No, sencillamente significa que la administración está pensando cambiar de modelo para que sea más eficiente y sostenible. Hay que tener en cuenta que, cuando se implantó, el sistema de pensiones estaba pensado para sociedades industriales con pleno empleo y una esperanza de vida de poco más de 70 años. Las cosas en este aspecto han cambiado bastante en las últimas décadas, empezando por la esperanza de vida que alcanza una edad media de casi 84 años. En resumen, vivimos más y cada vez hay menos trabajadores (y la revolución tecnológica no ha hecho más que confirmar esta tendencia).
Frente a esta situación, se ha planteado una reforma del sistema actual de pensiones. Con este objetivo se creó la Comisión del Pacto de Toledo que, después de muchos años, parece que ha ultimado un acuerdo de reforma que presumiblemente se dará a conocer antes de que acabe el año. Sin tener los detalles del acuerdo, lo más probable es que vaya en la dirección de desincentivar las jubilaciones anticipadas. A la larga, sin embargo, es posible que el sistema evolucione hacia un modelo mixto, en el que parte de las aportaciones de los trabajadores estén destinadas a sostener las pensiones actuales y otra parte vaya a planes de pensiones privados que complementen en un futuro la prestación por jubilación. Sobre este último punto todavía no hay ningún consenso.