Al aire libre

El paisaje rojizo de Las Médulas muestra la mayor explotación aurífera del Imperio Romano

Teresa Rey

Martes 30 de abril de 2019

2 minutos

La mina ha ido formando un paisaje singular por la acción del hombre y de la naturaleza

El paisaje rojizo de Las Médulas muestra la mayor explotación aurífera del Imperio Romano2 (Wikimedia Commons)
Teresa Rey

Martes 30 de abril de 2019

2 minutos

La mayor explotación aurífera al aire libre del Imperio Romano se encuentra en El Bierzo, en León. Nos referimos a Las Médulas. Esta mina de la que los romanos extrajeron todo el oro que escondía, se ubica entre los Montes Aquilanos y al lado del valle del río Sil. El paisaje rojizo de los montes que la configuran es lo más llamativo a primera vista, pero no es menos increíble la infraestructura que crearon los ingenieros de aquel periodo para conseguir el metal precioso.

Cómo se explotaba

La naturaleza y la acción del hombre configuraron un singular paisaje sinuoso que adquirió el título de Patrimonio de la Humanidad en 1997. La historia de su explotación se sitúa en pueblos anteriores al Imperio, pero cuando los romanos llegaron a la Península Ibérica el emperador Octavio Augusto se hizo cargo de la explotación dirigiendo gran parte de los trabajos.

La orografía de la zona era favorable para la extracción del oro. El agua abundante permitió establecer un sistema hidráulico que con las pendientes del terreno arrastraba el polvo de oro que guardaban celosamente las montañas.

Los montes se llenaban de riachuelos de modo que los romanos se las ingeniaron para construir un sistema de canalización horadando las formaciones montañosas. Así crearon todo un sistema de galerías en pendiente que soltaban el agua con gran impulso, de modo que la fuerza de la misma deshacía el terreno y lo arrastraba con los restos de oro a los lavaderos. Diseñaron un sistema único e ingenioso, repleto de ramificaciones que hacían posible obtener el oro de una forma rápida y eficaz.

Esta acción continuada dio lugar a un paisaje singular y poco a poco fue condicionando la economía de la zona. Fruto de esta actuación es por ejemplo el lago de Carrucedo.

La visita

La vista comienza en el aula arqueológica donde se explica al detalle cómo era el método de extracción. Se puede hacer por libre o con guía a través del Centro de Recepción de Visitantes. Lo interesante es efectuar alguna de las rutas porque solo de este modo se puede entender la magnitud de esta obra de ingeniería, además de comprobar visualmente cómo eran las galerías y ver desde distintas perspectivas la mina.

Toda la formación se puede ver desde el pueblo de Orellán, donde hay un mirador que permite apreciar en su plenitud este paisaje sinuoso y anaranjado.

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Teresa Rey

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