

Esta pasada noche se celebró el debate final de las elecciones francesas. Macron y Le Pen, titular y aspirante, frente a frente, en su última batalla por la presidencia. Parece que ganó Macron, pero a este cronista le interesan más otros dos detalles que se vieron en el debate. El primero es la moderación de la señora Le Pen. Posiblemente algo forzada, porque sus asesores percibieron que su gran problema es que da miedo. Y así, durante la campaña se esforzó en aparecer como una madre, acentuando su imagen más amable. Y en el debate no hubo ni una sola nota que permita acusarla de extremista. El segundo, los temas de discusión: han dominado las cosas de comer, la inflación, el empleo, las dificultades de la gente para llegar a fin de mes… Lecciones válidas para España: no asusten a la gente con la extrema derecha u otros extremos. Hoy la sociedad se encarga de moderarlos. Les da muchos votos, pero, si no se moderan, no les dejan llegar al poder. Y los partidos y candidatos seleccionen bien los temas de las campañas. No se trata de cambiar el Estado en cada elección. Se trata de resolver las necesidades de la gente y los problemas del país.