
Viernes 12 de noviembre de 2021
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Le vi ayer muy alterado, señor ministro de la Seguridad Social. Cabreado, para ser más preciso en las palabras. Y no me extraña. Tiene que ser duro abrir los periódicos y encontrar un titular unánime: Bruselas exige u obliga a España a ampliar el cómputo de la pensión. Y después llegamos los siempre injustos comentaristas y recordamos aquella ocasión en que su compañera Yolanda Díaz dijo que hacer eso es rebajar las pensiones, e incluso añadió que Unidas Podemos nunca apoyaría eso. Y doña Yolanda, señor Escrivá, no es cualquier cosa: además de vicepresidenta, es ministra de Trabajo. Ergo, van a bajar las pensiones futuras. Usted, señor Escrivá, se enfada porque la ampliación del cómputo no está cerrada, aunque esté apalabrada con la Comisión Europea; usted quiere negociarla con los agentes sociales, no quiere pasar a la historia como un recortador, y su aspiración está llena de buenas intenciones. Por ejemplo, que podamos elegir los mejores años cotizados, como informó la muy documentada Pepa Montero en este diario. Yo le pediría que no se enfade, ministro. La culpa no es de la prensa, que no puede adivinar los excelentes propósitos de José Luis Escrivá.