Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Una gamba nos enseñó el equilibrio

Ramón Sánchez-Ocaña

Miércoles 11 de diciembre de 2019

2 minutos

camarón del Báltico

Miércoles 11 de diciembre de 2019

2 minutos

Cuando otorgaron el Premio Nobel a los doctores O’Keefe y al matrimonio húngaro Moser por haber descubierto la capacidad del ser humano para orientarse -hallar el GPS del cerebro- supimos que la base elemental de la orientación era el equilibrio. 

Sin equilibrio no podríamos orientarnos porque no seríamos capaces de conocer nuestra propia postura. Por eso, parece muy curioso -y muy interesante- saber cómo ha evolucionado nuestro sentido del equilibrio. Porque puede considerarse realmente un sentido para añadir a los cinco tradicionales.

Los animales inferiores tuvieron que dotarse del reconocimiento de posición como primera medida para alimentarse. Y parece que el primer antecedente se encuentra en un camarón del Báltico, que es un ejemplo de ingenio natural. Tiene un pequeño cubículo en su diminuto cuerpo, en el que, con sus pinzas, se introduce una pequeña piedra. A partir de ese momento, es la fuerza de la gravedad la que le indica cuál es su posición.

Claro, el problema grave se planteaba cada vez que el camarón tenia que mudar su cáscara. Andaba desorientado hasta que volvía a encontrar otra piedra que le informaba de dónde estaba el suelo.

El paso siguiente fue cerrar aquel cubículo -estatocisto- para que la piedra no se perdiera. Y fue lo que hizo la medusa Obelia. En los animales superiores, las cosas se fueron complicando, aunque los principios básicos eran los mismos. Pero en vez de introducirnos piedrecitas, las fabricamos a base de sales. Luego, todo se hace mucho más complejo, porque no nos basta tener idea de gravedad, sino información postural y orientación espacial en todas direcciones.

La evolución fue poniéndonos cilios en el oído y así sabemos cuál es nuestra postura (Y si cambiamos muy rápidamente, llega el mareo).

Pero todo empezó con un humilde camarón.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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