Una de las ventajas del tenis de mesa es que puedes practicarlo al ritmo que quieras. No hace falta tener una excelente condición física previa ni una musculatura importante, cualquiera puede empezar a darle a la raqueta y hacer un seguimiento de la bola para intentar devolverla. Un ejercicio en el que el cerebro también juega.
En este sencillo gesto intervienen tantos elementos que no hay duda de que el ping-pong no solo es muy divertido, sino una excelente opción que puedes incluir como actividad idónea en un envejecimiento activo.
Son muchos y muy variados. Para empezar, hay que señalar que es uno de los deportes con menos riesgo de lesión que puedes practicar. Además, se puede jugar solo (con un algún sistema que devuelva la pelota), con un contrincante con el que pasar un buen rato o en pareja, jugando a dobles. Esta, especialmente, es la opción que recomienda la Fundación Española del Corazón (@cuidarcorazon) como mejor alternativa para personas mayores de 60 o 65 años, aunque todo depende de la forma física y el estado de salud.
El nivel de esfuerzo y la velocidad de esta modalidad de tenis, que puede llegar a ser realmente intensa, son dos aspectos que marcan únicamente quienes la practican. Desde adoptar el ping-pong como un entretenimiento saludable, con el que tal vez te animes a retar a tus nietos; hasta convertirte en un deportista senior y apuntarte a alguna de las numerosas competiciones que recoge la Real Federación Española de Tenis de Mesa (@rfetm_tenismesa).
En cualquier caso, si te decides a probar, con un poco de práctica notarás beneficios tan importantes como: