Teresa Rey
Preguntas
Estas son las opciones para que las personas mayores se relajen en casa
Es bueno conocer técnicas de respiración y hacer actividades que nos gusten para tranquilizarnos
En momentos de preocupación extrema, bien por problemas de carácter personal, bien por el miedo a padecer alguna enfermedad o cualquier otro aspecto que nos genere intranquilidad, es normal sentirse inseguros y hasta puede aparecer cierto estrés. Esta reacción es muy común: el permanecer en estado de alerta ante situaciones extremas es una condición propia del ser humano y una forma de actuar frecuente. El problema es cuando ese estrés comienza a descontrolarse y se convierte en una constante en nuestra vida. Si hemos llegado a esta situación hay que empezar a tomar medidas sin más demora.
La relajación
Tanto en estas situaciones como en aquellas que nos generen malestar psicológico por diversos motivos, es importante aprender a relajarse. En casa, lo podemos hacer, disponemos de gran variedad de elementos a los que acogernos en estas situaciones. La relajación es una de ellas. Esta tiene como finalidad conseguir un estado de reducción de la activación general del organismo, lo que conlleva un bienestar, tanto a nivel subjetivo, al resultar placentero, como en lo relativo a la salud física y psicológica.
“De hecho, en muchos trastornos y enfermedades está implicado como uno de los factores responsables el exceso de activación, como ocurre con los trastornos cardiovasculares, las disfunciones gastrointestinales, las fobias, etc. En estos casos, la práctica de la relajación no solamente resulta útil, sino que suele estar presente en alguna de sus manifestaciones en el propio procedimiento terapéutico”, según explica Mariano Chóliz Montañés de la Universidad de Psicología de Valencia en el libro Técnicas para el control de la activación: Relajación y Respiración.
Técnicas de respiración
Relajarse al final no es otra cosa que aprender a calmar la mente, pero también el cuerpo o los dos. Existen diversas técnicas. Una de ellas se basa en la respiración. Para ello hay que empezar poco a poco y buscar un momento del día para llevar a cabo este proceso, además de buscar un espacio adecuado que esté en sintonía con la actividad que vamos a realizar.
Lo primero que tenemos que hacer, tras encontrar ese rincón especial de casa, es sentarnos en una posición cómoda. Puedes tumbarte si así estás más cómodo. A continuación coloca una mano en el abdomen debajo de las costillas, y la otra en el pecho. Después hay que respirar hondo por la nariz a la par que el abdomen empuja la mano, y todo ello sin que el pecho se mueva. Exhala a través de los labios como si fuera un silbido, notarás que la mano se hunde en el abdomen. Tendrás que utilizarla para expulsar con ella todo el aire que aún se encuentra en tu interior hacia el exterior.
Es bueno repetir este ejercicio entre tres y diez veces, sin prisas. Tomándote el tiempo que necesites entre cada respiración. A esta se la conoce como respiración abdominal, pero también está la completa. Con esta se busca usar de forma plena los pulmones a la par que nos centramos en el ritmo de la respiración.
Coloca la mano izquierda sobre el abdomen y la derecha sobre el pecho. Ambas manos se han de mover al inhalar y exhalar. Tienes que intentar llenar la parte inferior de los pulmones al respirar. La mano del abdomen debe subir cuando se inhala y la mano del pecho ha de permanecer quieta. Hay que inhalar por la nariz y exhalar por la boca, repitiendo el gesto unas diez veces.
A continuación hay que añadir un segundo paso. Se tiene que inhalar aire hacia la zona inferior de los pulmones como antes y, después, hay que mantener la inhalación de aire hacia la parte superior del pecho. Todo se ha de hacer de forma lenta, acompasada y regular. Al hacerlo verás cómo la mano derecha se levanta y la izquierda descenderá lentamente mientras el abdomen baja. Al exhalar has de hacer un sonido leve y sibilante, a la par que apreciar cómo se quita la tensión de tu cuerpo. Hay que practicar esta respiración alrededor de cinco minutos.
Otras alternativas
Si no se controla este método al principio, es posible que nos mareemos. Así que en estos casos, tendremos que reincorporarnos poco a poco y bajar el ritmo de respiración.
En el caso de que ambas prácticas te resulten complejas siempre puedes recurrir a otros sistemas más sencillos, que en todo caso siempre pueden ser complementarios. Por ejemplo, escuchar música, eso sí, una que sea de nuestro agrado siempre.
Podemos aprovechar para darnos un baño o hacer cualquier actividad dentro de casa que nos relaje, como puede ser leer un libro. A la par podemos tomarnos una infusión relajante.
Es el momento idóneo para parar, reflexionar y tomar consciencia de lo que nos preocupa. Si nos detenemos y pensamos en lo que nos altera, probablemente veamos que tal vez no es para tanto, y que tarde o temprano todo se solucionará. Y, por supuesto, es fundamental que nos rodeemos de pensamientos positivos, que nos estimulemos con frases de ánimo que a su vez nos lleven a la calma.