Victoria Herrero
Salud
Consejos que deben seguir los mayores cuando van a un spa (para no poner en riesgo su salud)
Recomendaciones para evitar principalmente las infecciones de tipo cutáneo o respiratorio
Ante una época de mucho estrés, un buen remedio puede ser dedicarse unos minutos a uno mismo y disfrutar de las aguas termales. Y una de las opciones para relajarse en este caso es acudir, solo o en pareja, a un spa. Un espacio dedicado al cuerpo y a la mente gracias a las bondades del agua, así como de otras técnicas y tratamientos de origen natural.
Sin embargo, es importante, antes de hacer una reserva, tener en cuenta algunas consideraciones previas sobre todo si una persona mayor acude a un lugar de estas características. Y es que toda precaución es poca en materia de su salud.
Consejos importantes si se va a un spa
Lo primero de todo, y esencial, antes de decidirse por un spa u otro es comprobar que cumple con todas las garantías en materia de higiene y calidad. De esta manera se evitarán los contagios que puedan darse en un espacio donde el agua estancada, el calor y la humedad son protagonistas y pueden favorecer la proliferación de microorganismos como recuerdan desde el Hospital La Fe de Valencia (@HospitalLaFe). Unas bacterias que no solo pueden poner en jaque la salud cutánea de los mayores, sino también la de su sistema respiratorio.
Por eso, en el primer caso es esencial llevar unas chanclas o zapatillas especiales para no pisar el suelo de un spa, ni siquiera en la zona de la ducha. De esta manera uno se protege ante posibles contagios en los pies; sobre todo en lo concerniente a los hongos. En este tipo de situaciones resulta también aconsejable no intercambiar el calzado con otra persona y llevar la toalla o el albornoz propio para evitar infecciones o posibles alergias en la piel. Y un último apunte en este sentido, es importante secarse muy bien los pies al vestirse (sobre todo entre los dedos).
También, antes de ir a un spa también sería recomendable que la persona mayor consultara con el médico en el caso de que tenga alguna que otra patología cutánea que se pueda ver agrabada con dicho contacto continuo con el agua o bien que pueda reaccionar de forma negativa ante algunos productos. Por ejemplo, lociones o aceites que se usen para dar un relajante masaje posterior.
Además, entre las medidas preventivas y lógicas en cualquier caso (no tiene que ver con la edad del usuario), está el evitar tragar agua en estas instalaciones. Y es que, pese a que el cloro destruya los posibles gérmenes que pueda haber, uno no siempre va a estar 100% seguro de que no se pone en riesgo ante una posible infección. Además, una vez en casa (o en los vestuarios del spa) es bueno darse una ducha final después de usar los servicios termales para quitar de la piel todo resto de los productos químicos que se emplean para tratar el agua.
Mucho cuidado si se usa la sauna
Las mismas precauciones que se deben seguir si, además de usar la zona de las piscinas, una persona mayor decide entrar en la sauna. En este caso los riesgos, además de los posibles patógenos, son otros y muy relacionados con la salud previa que tenga el usuario. Y es que es un espacio cerrado de madera donde las temperaturas pueden llegar incluso a los 85ºC. Un calor que emana de una estufa eléctrica cubierta de piedras y donde se puede añadir agua para generar más vapor. Esto provoca una situación que para algunas personas puede resultar asfixiante si se tiene en cuenta que es un ambiente muy seco en donde la humedad apenas supera el 20%.
Así pues, entrar en esta especie de cubículo cerrado puede eliminar bacterias pero no todas, ya que algunas son resistentes a esa condición térmica especial; de ahí que haya que estar atento a esta circunstancia.
Pero no solo en el caso de evitar posibles infecciones, ya que no se aconseja la sauna si se ha consumido alcohol previamente ya que este gesto podría afectar a la sudoración o provocar un sobrecalentamiento pernicioso del organismo. Además de eso, lo mejor es salir de la estancia ante la mínima señal de peligro para la salud, no permanecer dentro más de 15 o 20 minutos y enfriar el cuerpo de forma gradual una vez se esté fuera. Además, tras la sesión de sauna seca otra de las precauciones es mantenerse hidratado y beber de manera inmediata de dos a cuatro vasos de agua.
Aparte de las anteriores consideraciones, la persona mayor que va a hacer uso de una sauna en el spa debe saber que está contraindicada en casos muy claros:
- Aquellas personas que tengan problemas de tensión arterial; tanto si esta es alta como si es baja. Un momento de especial riesgo si dichos índices no están del todo regulados o el usuario está tomando medicación. Y es que el calor y la sudoración anormal pueden provocar la eliminación muy rápida de líquidos que ponen en un aprieto la salud del cliente.
- Tampoco es aconsejable para aquellos que tengan varices o padezcan asma.
Con todo y si una persona mayor atiende a estas consideraciones saludables previas se puede beneficiar de los puntos positivos que trae consigo una sesión de spa: la circulación se activa con el contraste de temperaturas, se aminoran problemas articulares, mejora el aspecto dérmico del rostro y se eliminan toxinas tanto por dentro como por fuera del organismo.