A partir de los 65, entramos en una etapa vital rodeada de mitos, estereotipos y prejuicios sociales que ofrecen una visión distorsionada de este momento vital, a los que debemos hacer frente para dar a esta etapa el valor que merece.
Nos referimos a clichés relacionados con aspectos personales, sociales, físicos, mentales, conductuales, afectivos, etc. que son inexactos y, muchas veces, despectivos, y pueden favorecer conductas discriminatorias.
Los estereotipos “cronológico” y “biológico”, que tienen que ver con los años vividos y el estado físico respectivamente, relacionan esta etapa con el inicio de un importante proceso de deterioro de la salud. Sin embargo, es falso que a partir de los 65 se produzca siempre dicho deterioro. Muy por el contrario, hoy en día el colectivo senior es cada vez más conscientes de la importancia del cuidado de la salud y el bienestar. De hecho, se ha convertido en un público objetivo de primer orden en el sector Healthcare y Wellnesss. Los mayores de 65 años de hoy, suelen practicar ejercicio de forma regular, llevar una dieta saludable, participar en actividades de meditación y relajación, entre otras muchas prácticas.
Por otra parte, el estereotipo “psicológico” pone el foco en el deterioro de los recursos psicológicos, atencionales, memorísticos, , creativos etc., así como en el declive de las aptitudes y habilidades en general y en los problemas emocionales, como pueden ser la ansiedad, la depresión, el aislamiento, los cambios de humor o labilidad emocional… Estereotipos que poco tienen que ver con la realidad actual de los mayores de 65, personas que viven en el mundo de hoy, activas mentalmente, estables emocionalmente, adaptadas personal y socialmente y con una enorme capacidad creativa.
El estereotipo “sociológico”, muy relacionado con la jubilación, tiene connotaciones de inutilidad y falta de productividad, aislamiento y alejamiento de los intereses sociales y comunitarios. Sin embargo, la realidad de los senior de hoy en día es que son individuos competentes y activos, adaptados a un mundo global y tecnológico e integrados a nivel social y familiar.
Como hemos visto, el peligro de todos estos estereotipos es que influyen negativamente en el auto-concepto y auto-imagen que la persona tiene de sí misma, así como en las expectativas que la sociedad pueda tener con respecto a ellas, provocando actitudes de rechazo.
Por este motivo, es imprescindible abrir los ojos y ver más allá de todos estos clichés, para tener una visión más realista y posibilitadora de esta etapa única de la vida. Un momento vital en el que las personas continúan siendo competentes, productivas y útiles para la sociedad, y en la que, como en fases anteriores, siguen aprendiendo, creciendo y descubriendo todas las grandezas que el mundo les ofrece.
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