La importancia de los poderes preventivos: una estrategia clave para proteger el futuro

Los llamados poderes preventivos se posicionan cada vez más como una herramienta esencial para garantizar la protección personal y patrimonial frente a una incapacidad futura, ya sea por enfermedad, accidente o el propio curso del envejecimiento. A pesar de su gran utilidad, siguen siendo poco conocidos entre la población mayor y la ciudadanía en general.

Un poder preventivo es un documento notarial en el que una persona, mientras conserva su plena capacidad, designa a otra de su confianza para que actúe en su nombre si en el futuro pierde la capacidad de hacerlo por sí misma. Esa persona —el apoderado— podrá encargarse de gestiones económicas, decisiones médicas, o incluso aspectos de la vida cotidiana, según lo que se haya establecido en el documento.

Esta medida, cada vez más habitual entre personas mayores, busca ofrecer seguridad jurídica y personal, evitando que un juez tenga que decidir quién asumirá la representación en caso de pérdida de capacidad.

Ventajas de anticiparse

Otorgar un poder preventivo permite, sobre todo, mantener la autonomía personal. En lugar de dejar que otros decidan, el interesado elige con antelación quién se encargará de sus asuntos y en qué condiciones.
Entre sus principales ventajas destacan:

• Evita conflictos familiares, ya que se deja clara la voluntad del otorgante.

• Acelera los trámites si se produce una situación de incapacidad, sin necesidad de acudir a un proceso judicial.

• Aporta tranquilidad, tanto a la persona que otorga el poder como a sus seres queridos.

Cómo se otorgan

El poder preventivo debe formalizarse ante notario, y puede redactarse de distintas maneras. Algunas personas optan por que el poder sea válido desde el momento de su firma; otras prefieren que solo entre en vigor si un médico acredita una pérdida de capacidad. También puede limitarse a ciertos ámbitos —como el manejo de cuentas o la gestión de la vivienda— o ser más amplio.

Además, es posible incluir cláusulas que establezcan controles, rendición de cuentas o sustitución del apoderado si fuera necesario. Todo ello se adapta a las necesidades y deseos de cada persona.

Un instrumento especialmente útil para mayores de 65 años

Con el aumento de la esperanza de vida y los posibles problemas de salud asociados al envejecimiento, los poderes preventivos se han convertido en una herramienta muy recomendable. Permiten planificar el futuro con serenidad, garantizando que las decisiones más importantes se tomen conforme a la propia voluntad y no bajo la urgencia o el conflicto familiar.

También ofrecen un modo de preservar la dignidad y la independencia, valores especialmente apreciados por quienes desean seguir tomando las riendas de su vida hasta el final.