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¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?

Patricia Matey

Foto: Europaress

Viernes 10 de octubre de 2025

7 minutos

Un estudio rastrea las raíces evolutivas de la brecha de esperanza de vida entre ellas y ellos

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Tanto los científicos como el público en general han sentido intriga desde hace tiempo por las diferencias relativamente grandes y constantes en la supervivencia entre mujeres y hombres. Hoy en día, a nivel mundial, las mujeres viven, en promedio, 5,4 años más que los hombres.

Aunque la magnitud varía, la dirección de este efecto es casi universal en las poblaciones humanas, independientemente del contexto histórico, cultural o social, documentan ensayos como el publicado en PNAS. Si bien algunos investigadores han argumentado que esta desconcertante consistencia se atribuye a la interacción entre la sociabilidad humana y la biología, los enfoques comparativos muestran que la ventaja de supervivencia de las hembras es aparentemente común en otros mamíferos.

Sin embargo, la ventaja de las hembras no es universal en todos los animales. Como documentan varias investigaciones, los machos sobreviven a las hembras en muchas aves, anfibios e insectos. Para comprender por qué la dirección y la intensidad de las diferencias sexuales en la supervivencia varían a lo largo del árbol de la vida, es necesario descubrir los mecanismos evolutivos que las sustentan, tanto dentro como entre los principales grupos taxonómicos.

Un entorno controlado puede ayudar a aislar los efectos de los factores genéticos y fisiológicos que influyen en la esperanza de vida adulta específica del sexo. Sin embargo, la reducción de la presión ambiental en los zoológicos también puede atenuar la intensidad de las diferencias sexuales en la misma y su asociación con otras variables del ciclo vital. Las especies suelen vivir considerablemente más tiempo en zoológicos que en la naturaleza y la abundancia de recursos y la reproducción controlada en zoológicos pueden reducir los costos de supervivencia individual asociados con el crecimiento y la reproducción. 

Como ya hemos mencionado, en todo el mundo, las mujeres viven, en promedio, más que los hombres. Este sorprendente patrón se observa en casi todos los países y períodos históricos. Si bien la brecha entre los sexos se ha reducido en algunos países gracias a los avances médicos y la mejora de las condiciones de vida, nuevas investigaciones aportan pistas sobre por qué es improbable que esta diferencia desaparezca pronto: las causas están profundamente arraigadas en la historia evolutiva y se observan en muchas especies animales.

Ahora, un equipo internacional liderado por científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, junto con 15 coautores de todo el mundo, ha realizado el análisis más exhaustivo hasta la fecha sobre las diferencias sexuales en la longevidad de mamíferos y aves. Sus hallazgos, publicados en Science Advances aportan una nueva perspectiva sobre uno de los enigmas más antiguos de la biología: por qué los machos y las hembras envejecen de forma diferente.

¿Una cuestión de cromosomas?

En los mamíferos, las hembras suelen vivir más tiempo; por ejemplo, en los babuinos y gorilas, las hembras suelen sobrevivir a los machos. Sin embargo, este patrón no es universal: en muchas aves, insectos y reptiles, los machos son el sexo más longevo. Una explicación genética, la hipótesis del sexo heterogamético, apunta a diferencias en los cromosomas sexuales. En los mamíferos, las hembras tienen dos cromosomas X, mientras que los machos solo tienen un cromosoma X y un cromosoma Y (lo que los convierte en el sexo heterogamético). Algunas investigaciones sugieren que tener dos cromosomas X puede proteger a las hembras de mutaciones dañinas, lo que ofrece una ventaja de supervivencia. En las aves, sin embargo, el sistema se invierte: las hembras son el sexo heterogamético.

Utilizando registros de más de 1.176 especies de aves y mamíferos en zoológicos de todo el mundo, los investigadores encontraron un marcado contraste en la esperanza de vida, lo que respalda la hipótesis del sexo heterogamético: en la mayoría de los mamíferos (72 %), las hembras vivieron más tiempo, en promedio un doce por ciento, mientras que en la mayoría de las especies de aves (68 %), los machos vivieron más tiempo, en promedio un cinco por ciento. Aun así, hubo una variación notable con muchas excepciones.

"Algunas especies mostraron el patrón opuesto al esperado. Por ejemplo, en muchas aves rapaces, las hembras son más grandes y más longevas que los machos. Por lo tanto, los cromosomas sexuales sólo pueden ser una parte de la historia, ha afirmado en una nota de prensa  la autora principal, Johanna Stärk. 

La selección sexual y el cuidado parental

Además de la genética, las estrategias reproductivas también influyen. Mediante la selección sexual, los machos, en particular, desarrollan características llamativas como un plumaje colorido, armas o un gran tamaño corporal, que aumentan el éxito reproductivo, pero pueden acortar la esperanza de vida. El nuevo estudio respalda esta suposición: en mamíferos polígamos con una fuerte competencia, los machos suelen morir antes que las hembras. Muchas aves, en cambio, son monógamas, lo que significa que la presión competitiva es menor y los machos suelen vivir más.

En general, las diferencias fueron menores en las especies monógamas, mientras que la poligamia y las diferencias de tamaño pronunciadas se asociaron con una ventaja más pronunciada para las hembras.

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El cuidado parental también influye. Los investigadores hallaron evidencia de que el sexo que más invierte en la crianza de las crías —en los mamíferos, suelen ser las hembras— tiende a vivir más. En especies longevas como los primates, es probable que esto represente una ventaja selectiva: las hembras sobreviven hasta que sus crías son independientes o alcanzan la madurez sexual.

Una idea arraigada es que las presiones ambientales, como la depredación, los patógenos o los climas rigurosos, impulsan las brechas observadas entre machos y hembras. Para comprobarlo, los investigadores analizaron poblaciones de zoológicos, donde dichas presiones son prácticamente inexistentes. Descubrieron que las brechas en la esperanza de vida persistían incluso en estas condiciones de protección.

La comparación de poblaciones de zoológicos y silvestres mostró que las brechas solían ser menores en los zoológicos, pero rara vez desaparecían, lo que refleja el caso humano, donde los avances en medicina y condiciones de vida han reducido, pero no eliminado, la brecha en la esperanza de vida.

Los hallazgos sugieren que las diferencias sexuales en la esperanza de vida están profundamente arraigadas en los procesos evolutivos, condicionadas por la selección sexual y la inversión parental, y que las diferencias genéticas en el sistema de determinación sexual también podrían influir.

Los factores ambientales influyen en la magnitud de las diferencias, pero no pueden eliminarlas. Por lo tanto, las diferencias entre los sexos no son sólo producto del entorno, sino parte de nuestra historia evolutiva, y muy probablemente seguirán existiendo en el futuro.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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