
La betaína: ¿el primer sustituto oral del ejercicio como arma contra el envejecimiento?
Producida en el riñón y disponible en suplementos, podría ser útil en personas con poca movilidad

Demostrado: el ejercicio moderado retrasa el envejecimiento cerebral
El ejercicio no solo previene la demencia, también estas enfermedades
El ejercicio induce distintas adaptaciones fisiológicas según su duración y frecuencia. El intenso desencadena respuestas metabólicas e inmunitarias inmediatas a los desafíos fisiológicos,del deporte, mientras que la actividad física regular confiere amplios beneficios para la salud en múltiples sistemas fisiológicos, como se demuestra en algunos trabajos como el publicado en 'Journal of Hepatology'.
El ejercicio a largo plazo (EPA) modula profundamente la función inmunitaria, mejora la vitalidad de las células madre y la capacidad regenerativa de los tejidos, y promueve la neuroplasticidad con mejoras en el rendimiento cognitivo, documenta un ensayo en 'The Lancet Neurology'. Además, la actividad física regular optimiza el metabolismo del músculo esquelético, mejora la sensibilidad a la insulina y atenúa la inflamación crónica, reduciendo colectivamente los riesgos de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
La evidencia emergente de estudios con roedores demuestra que la EPA prolonga la vida útil de la salud al retrasar el envejecimiento sistémico y fortalecer la resistencia a las infecciones. Aunque los beneficios del ejercicio para la salud están bien documentados aún se necesita investigación exhaustiva para dilucidar estos efectos en la fisiología humana y explorar su potencial.
Sin embargo, la ciencia acaba de dar un paso más y saca a luz un nuevo trabajo con resultados sorprendentes. Así un estudio publicado en 'Cell' y dirigido por la Academia China de Ciencias y el Hospital Xuanwu de la Universidad Médica Capital revela cómo el ejercicio contrarresta sistémicamente el envejecimiento e identifica a la betaína (un metabolito derivado del riñón) como un compuesto oral que imita los efectos rejuvenecedores del ejercicio.
Un estudio de seis años
En el estudio de seis años, científicos analizaron en profundidad las respuestas humanas al ejercicio en diferentes escalas temporales. Con un diseño de ensayo único que incluyó a 13 voluntarios varones sanos, rastrearon la dinámica multiómica, incluyendo la transcriptómica unicelular, la proteómica, la metabolómica y el microbioma, durante el reposo, el ejercicio agudo (una carrera de 5 km) y el entrenamiento a largo plazo (una rutina de carrera de 25 días). Fundamentalmente, identificaron el riñón como el centro de control del ejercicio, donde los picos de betaína orquestan señales geroprotectoras en todo el cuerpo.

La paradoja del ejercicio se descifró de la siguiente manera: el ejercicio agudo desencadenó un "caos metabólico" inflamatorio, mientras que el entrenamiento sostenido restableció la homeostasis (capacidad de un organismo para mantener un ambiente interno estable y constante, a pesar de las fluctuaciones del entorno externo). La actividad física crónica moduló el microbioma intestinal, mejoró las defensas antioxidantes mediante la regulación positiva de las enzimas antioxidantes y revirtió el envejecimiento de las células T al estabilizar la integridad del ADN y modular las marcas epigenéticas mediante la represión de la expresión del factor de transcripción ETS1, rejuveneciendo así el sistema inmunitario.
El ejercicio a largo plazo impulsó la producción de betaína renal, parcialmente a través de la enzima mitocondrial CHDH. Sorprendentemente, la suplementación con betaína por sí sola reprodujo muchos de los beneficios del ejercicio, como aliviar el envejecimiento celular en células renales, vasculares e inmunitarias humanas, mejorar el metabolismo, la función renal, la coordinación y la cognición, reducir los comportamientos depresivos en ratones de edad avanzada y reducir drásticamente la inflamación sistémica.
El ejericio como medicina
La betaína se une directamente a la quinasa TBK1, un regulador maestro de la inflamación, e inhibe dicha enzima, bloqueando las vías IRF3/NF-κB. Esto silencia la inflamación crónica, imitando la función protectora del ejercicio. Este descubrimiento resuelve la paradoja del ejercicio: el estrés agudo activa las vías de supervivencia (IL-6/corticosterona), mientras que el esfuerzo sostenido activa el eje riñón-betaína-TBK1 para recuperar la juventud.
La seguridad y eficacia de la betaína la posicionan como una alternativa viable al ejercicio para personas con movilidad reducida. "Esto redefine el 'ejercicio como medicina. Este estudio nos ofrece una nueva forma de transformar el funcionamiento de nuestro cuerpo en algo a lo que podamos dirigirnos con sustancias químicas. Abre la puerta a tratamientos geroprotectores que pueden modificar la interacción entre múltiples órganos", ha determinado el Dr. Liu Guang-Hui, coautor del estudio, en un comunicado.