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Los cuatro pilares básicos de la inteligencia emocional y cómo cultivarlos cada día

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Viernes 10 de octubre de 2025

9 minutos

Esta habilidad es clave para conectar, liderar y vivir con plenitud

Los cuatro pilares básicos de la inteligencia emocional y cómo cultivarlos cada día
Patricia Matey

Foto: Bigstock

Viernes 10 de octubre de 2025

9 minutos

¿Dónde está el secreto de la felicidad?

 

Vivimos en un mundo donde el conocimiento técnico ya no es suficiente. Lo que realmente marca la diferencia —en nuestras relaciones, en el trabajo y en nuestra paz interior— es la inteligencia emocional. Como asegura Laura Güemes, psicóloga de Quirónprevención, "esta habilidad nos permite comprender y gestionar nuestras emociones, al tiempo que sintonizamos con las de los demás. No se trata de reprimir lo que sentimos, sino de usarlo como brújula para tomar mejores decisiones, construir vínculos sólidos y crecer como personas”.

Los antecedentes

Fue en 1975 cuando Howard Gardner introdujo el concepto de 'inteligencias múltiples', recogiendo el valor de la emoción para la sana y completa construcción del ser humano, que ya había sido recopilado, en 1950, por Abraham Maslow (1908-1970), uno de los fundadores de la psicología humanista.

Pero, pese a estos primeros pasos hacia lo que hoy conocemos como 'inteligencia emocional', este término no fue oficialmente utilizado en el ámbito académico hasta 1985, año en el que Wayne Leon Payne, estudiante graduado estadounidense, escribió una tesis doctoral titulada Un estudio de las emociones: el desarrollo de la inteligencia emocional.

 

Los cuatro pilares básicos de la inteligencia emocional y cómo cultivarlos cada día (Bigstock)

 

Cinco años más tarde, y de nuevo desde el ámbito académico estadounidense, los profesores universitarios John Mayer y Peter Saloyev escribieron un artículo a cuatro manos que llevaba por título Inteligencia Emocional, concepto que era descrito por los autores como “el subconjunto de la inteligencia social que implica la capacidad de monitorizar los sentimientos y emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar el pensamiento de uno y acciones”.

Pero no fue hasta 1995 cuando el escritor y consultor estadounidense Daniel Goleman puso en boca de todos, dentro y fuera del mundo académico, al que hasta ese momento se había visto prácticamente confinado, el concepto de inteligencia emocional. Su libro Inteligencia Emocional se convirtió en un bestseller a escala mundial que llevó a su autor a ser una pequeña celebridad mediática, provocando además la publicación, en 1998, de un segundo libro sobre la cuestión, titulado Inteligencia Emocional en el trabajo.

La ciencia, detrás de la inteligencia emocional

La ciencia lleva tiempo estudiando el impacto de la inteligencia emocional en el bienestar. Es el caso de un trabajo de la académica Debbie L. Stoewen, que determina: "Desarrollar tu inteligencia emocional es una actividad valiosa. Te permite gestionar mejor el estrés, reduciendo así el riesgo de ansiedad, depresión, agotamiento, fatiga por compasión, consumo y abuso de sustancias y tendencias suicidas y llevarte mejor con los demás. La inteligencia emocional es importante y, si se cultiva, te brinda la oportunidad de lograr una vida más feliz, saludable y plena". 

Sus pilares fundamentales

La psicóloga de Quirónprevención Laura Güemes nos proporciona los pilares fundamentales que componen la inteligencia emocional y cómo cultivarlos día a día. "Cada uno de estos pilares funciona como un músculo que, cuanto más se entrena, más fuerte se vuelve y mayor impacto tiene en nuestro bienestar cotidiano. La inteligencia emocional no es un rasgo fijo, sino una habilidad que puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida", documenta..

1.- Autoconciencia: o el arte de conocerse a uno mismo.

Todo comienza con mirar hacia adentro. La autoconciencia es la capacidad de reconocer nuestras emociones, comprender cómo nos afectan y detectar patrones en nuestras reacciones. Implica también reconocer los pensamientos que acompañan a esas emociones y cómo influyen en nuestras conductas. Este nivel de introspección nos ayuda a identificar nuestras fortalezas, aceptar nuestras vulnerabilidades y actuar desde un lugar más auténtico. ¿Has notado cómo ciertas situaciones disparan siempre las mismas emociones?

Prestar atención a estos detalles es el primer paso hacia el cambio positivo. Además, desarrollar la autoconciencia nos permite detectar cuándo nuestras emociones interfieren en la toma de decisiones, evitando actuar de forma automática y ganando mayor libertad personal.

2.- Autorregulación: mantener la calma en medio del caos.

“Una vez que reconocemos nuestras emociones, el siguiente paso es gestionarlas con sabiduría. La autorregulación consiste en no dejarnos llevar por impulsos momentáneos, mantener la serenidad en momentos difíciles y responder en lugar de reaccionar”, asevera la especialista de Quirónprevención. Esto requiere práctica, como aprender técnicas de respiración, mindfulness o incluso hacer pausas conscientes antes de hablar o
actuar.

E insiste: "Esto no significa suprimir lo que sentimos, sino aprender a canalizarlo de forma constructiva. Quien domina esta habilidad puede adaptarse mejor a los cambios, manejar el estrés y mantener relaciones más saludables". La autorregulación también se relaciona con la capacidad de ser resiliente, de aprender de los fracasos y de recuperar el equilibrio tras una situación complicada.

3.- Empatía: conectar desde el corazón.

La empatía es la habilidad de ponerse en el lugar del otro, comprender lo que siente y responder con compasión. No se trata solo de escuchar, sino de hacerlo con atención y sin juicio.

Al practicarla, fortalecemos nuestras relaciones, creamos espacios seguros para la autenticidad y construimos comunidades más solidarias. En tiempos donde la desconexión emocional es común, ser empático es un acto transformador. La empatía no solo favorece el entendimiento mutuo, sino que también previene conflictos y fomenta la cooperación, siendo una herramienta esencial para cualquier entorno social o laboral.

4.- Habilidades sociales: el arte de relacionarse bien

Saber gestionar nuestras emociones es solo una parte del camino. Las habilidades sociales nos permiten comunicarnos con claridad, resolver conflictos de manera positiva y construir redes de apoyo sólidas. Implica
también reconocer cuándo es necesario poner límites, aprender a decir 'no' 
y al mismo tiempo mantener vínculos respetuosos. Estas capacidades son esenciales tanto en lo personal como en lo profesional: liderar equipos, colaborar eficazmente y mantener relaciones significativas requieren inteligencia emocional en acción.

 

Practicar la empatía nos acerca a los demás. (Bigstock)

Un viaje continuo

La inteligencia emocional no se adquiere de un día para otro. Como reflexiona la psicóloga Laura Güemes: "Es un camino de autoconocimiento, práctica y evolución constante. Su impacto es profundo: mejora nuestra salud mental, fortalece nuestras relaciones y nos da herramientas para vivir con propósito y equilibrio". En este viaje, la constancia es más importante que la perfección: pequeños cambios sostenidos generan grandes resultados a lo largo del
tiempo. Cada avance, por pequeño que parezca, genera un efecto acumulativo que repercute en todas las áreas de nuestra vida.

Y anota como resumen:

  • En lo personal, nos permite vivir con mayor plenitud y autenticidad.
  • En lo profesional, potencia nuestro liderazgo y mejora el clima laboral.
  • En la vida, nos conecta con lo que verdaderamente importa.
  • En momentos de dificultad, actúa como un recurso protector frente al estrés y la frustración.

"Cultivar la inteligencia emocional es una decisión consciente. Y como todo lo valioso, empieza por dentro. Invertir en ella es invertir en bienestar, relaciones más sanas y un futuro con mayor equilibrio emocional", recalca la experta.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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