Pensiones

Niño-Becerra: "Los políticos dicen que las pensiones son sostenibles, cuando no es verdad"

Pepa Montero

Foto: Caterina Barjau

Domingo 8 de noviembre de 2020

ACTUALIZADO : Jueves 20 de mayo de 2021 a las 18:03 H

15 minutos

Entrevista con Santiago Niño-Becerra, doctor en Economía, autor de 'Capitalismo 1679-2065'

Niño-Becerra: "Los políticos dicen que las pensiones son sostenibles, cuando no es verdad"
Pepa Montero

Foto: Caterina Barjau

Domingo 8 de noviembre de 2020

15 minutos

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El Gobierno subirá las pensiones contributivas un 0,9% y las no contributivas el doble del IPC

Acuerdo del Pacto de Toledo para la reforma de las pensiones con el único voto en contra de Vox

Los pensionistas ven insuficiente la subida del 0,9% y exigen mejorar las pensiones mínimas

 

La llegada del coronavirus ha acelerado un proceso inevitable en la evolución del sistema capitalista, que llevará a una nueva forma de capitalismo más deshumanizado, donde el factor trabajo dejará de ser clave para la economía y donde el modelo de protección social pasará a la historia. Este es el futuro próximo que augura Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951), doctor en Economía y catedrático de Estructura Económica de la IQS School of Management, en su último libro, Capitalismo 1679-2065 (Editorial Ariel). 

Niño-Becerra (@sninobecerra) es uno de los principales divulgadores españoles de asuntos económicos. En su ensayo El crash del 2010, al analizar la gran crisis financiera que él llevaba anunciando desde hacía mucho tiempo, emitió su conocida tesis: ese crash no iba a ser leve ni breve, sino profundo y muy duradero. Ahora, en su nueva obra, pronostica el final del sistema capitalista, al que pone fecha de caducidad en torno al año 2065, y señala algunas de las características del nuevo sistema, entre ellas, "la aplicación masiva de la tecnología, la mayor importancia de las grandes corporaciones y el declive del Estado, así como la dificultad de sostener las pensiones o la sanidad públicas".

En su entrevista con 65Ymás, asegura que "los políticos dicen que las pensiones o la sanidad son sostenibles, cuando no es verdad”, señala que la decisión de traspasar gastos de la Seguridad Social al Presupuesto del Estado "no arregla el problema del poder adquisitivo de las pensiones”, y revela que sus alumnos "tienen clarísimo que no van a cobrar pensión”. En su opinión, el Pacto de Toledo "es una entelequia. Habla de prolongar la edad de jubilación o acercarla a la edad legal. Pero eso es una falacia. Durante años, las empresas se han estado quitando de encima a la gente mayor porque era cara, y para ello utilizaban las jubilaciones anticipadas”.

 

 

PREGUNTA.- Además de El crash del 2010, ha publicado Más allá del crash, Diarios del crash y El crash.Tercera fase, todos centrados en la crisis, a los que hay que añadir La economía y Mails. Ahora, en Capitalismo 1679-2065, vaticina el fin del modelo capitalista, cuya muerte está siendo acelerada por el coronavirus.

RESPUESTA.- En los últimos 2000 años, todos los sistemas económicos han tenido una duración de unos 250/260 años. El capitalismo como tal nace a principios del siglo XIX, así que le toca morir durante este siglo. En 2007 comenzó una crisis sistémica de agotamiento del modelo de capitalismo vigente desde el final de la II Guerra Mundial. Este agotamiento se manifestó en forma de crisis financiera, que no se ha solucionado. Y el coronavirus solo ha acelerado una serie de cosas que iban a llegar tarde o temprano: la aplicación masiva de la tecnología; la sustitución del modelo comercial de proximidad por plataformas de internet; la reducción de la importancia del factor trabajo y la mayor importancia del capital; un modelo de protección social sobrepasado; el declive del Estado; la dificultad de sostener las pensiones… El virus lo que ha hecho ha sido levantar el velo que ocultaba esta crisis que no se había cerrado.

"Los políticos esconden la cabeza bajo el ala, diciendo que las pensiones o la sanidad son sostenibles, cuando no es verdad"

P.- Llama la atención el retroceso que prevé en el modelo de protección social, que es lo poco que en esta crisis parece sostener la situación, con la sanidad al borde del colapso, el salario mínimo vital que no llega a todos, las pensiones en entredicho...

R.- El modelo de protección social tradicional se basaba en cuatro supuestos: el pleno empleo del factor trabajo; salarios crecientes e indexados a la inflación, sin pérdida de poder adquisitivo; demanda creciente de trabajo; y una esperanza de vida tras la jubilación de como máximo 10 años. Ninguno de estos supuestos se cumple desde hace años. Si crece la esperanza de vida (lo cual es positivo), hay que compensarlo de alguna otra manera cambiando el modelo… Pero los políticos han ido escondiendo la cabeza debajo del ala, diciendo cosas como que las pensiones o la sanidad son sostenibles, cuando no es verdad. Los ingresos del modelo de protección social no han ido parejos a los gastos, que han crecido más. Y esos ingresos hay que repartirlos entre pensiones, subsidios de desempleo, educación universal y sanidad universal. A este problema se le ha querido dar un tinte ideológico falso: que si la derecha, con su visión neoliberal, está en contra del modelo y la izquierda quiere mantenerlo. No hay un enfoque ideológico. Hay un enfoque único, que es económico: no hay fondos para sostener el modelo. España ha estado seis años pagando las pensiones con el fondo de reserva, hasta que se ha agotado. Es un problema que se ha ido dejando sin solucionar porque no da votos. Porque solo hay dos opciones: o recortamos el modelo, o se ingresa más en forma de mayores cotizaciones o impuestos más elevados o reduciendo el fraude fiscal.

P.- En materia de pensiones, el Pacto de Toledo acaba de llegar a un acuerdo, con el que dicen que se garantizará la sostenibilidad. 

R.- El Pacto de Toledo es una entelequia. Propone medidas como prolongar la edad de jubilación o acercarla a la edad legal. Pero eso es una falacia. Durante años, las empresas se han estado quitando de encima a la gente mayor porque era cara. Están toreando a la gente. Se juega con una cosa: la gente ya no está dispuesta a salir a la calle a protestar masivamente. Sale algún grupo pequeño de pensionistas, pero su repercusión es marginal.

 

Santiago Niño Becerra
 

"Una forma de presión de los pensionistas sería boicotear las elecciones, no ir a votar en las próximas elecciones"

P.- Una plataforma de pensionistas reclama que se realice una auditoría de las cuentas de la Seguridad Social de la última década.

R.- Eso tendrá un recorrido muy limitado. Una forma de presión de los pensionistas sería boicotear las elecciones, no ir a votar en las próximas elecciones. Pero eso no se quiere hacer porque significaría una forma de enfrentamiento. Es lo mismo que pasa con los jóvenes: las últimas cifras arrojan una tasa de paro juvenil del 40,4% según datos de Eurostat de septiembre. Con este paro juvenil, los jóvenes tendrían que estar en la calle protestando, y no están. No hay movimientos fuertes de reivindicación social. Si los hubiera, si por algún motivo las reivindicaciones sociales cogieran fuerza y viéramos calles invadidas por pensionistas y por parados, se implantaría antes la renta básica.

P.- ¿Es usted defensor de la renta básica?

R.- Sí, lo soy, porque es el último paso para comprar la paz social y además proporciona a las personas una cierta libertad para hacer cosas. Es decir, si la persona tiene garantizada una renta básica, y además quiere mejores condiciones, pues se buscará un empleo, hará negocios por su cuenta, etc. Pero si la persona no quiere hacer nada más, pues que no lo haga. Eso sí, que no moleste es el objetivo último que brinda la renta básica.

 "El ingreso mínimo vital es como un ensayo hasta que se aplique de verdad la renta básica"

P.- El ingreso mínimo vital, que ha puesto en marcha el Gobierno, es una especie de renta básica…

R.- El ingreso mínimo vital no está funcionando. Yo creo que el ingreso mínimo es como un ensayo hasta que se aplique de verdad la renta básica; en realidad, hasta que se llegue a aplicar lo que yo denomino el trinomio social: renta básica, marihuana legal y ocio gratis. Pero este trinomio implicaría que las personas tendrían que quedarse tranquilas, sin molestar, porque ya no serían necesarias para el funcionamiento del sistema.

P.- ¿La tecnología cambiará la sociedad, la producción, la economía, de manera radical?

R.- Esto ya está pasando. De media, or cada empleo que crea la tecnología, destruye siete. Por ejemplo, ahora mismo, en varias ciudades de Estados Unidos, como Seattle, se están probando repartidores robotizados que van por la calle, entregan el pedido a domicilio y son autónomos. Con eso, se acaba el problema laboral de los riders, de Glovo, etc.

P.- ¿Los robots pagarán impuestos para sostener las pensiones?

R.- En Francia, en los años 90, el Gobierno de Michel Rocard intentó implantar una cotización de Seguridad Social por parte de las máquinas: esto no se puso en marcha porque las empresas invertían en automatización para reducir costes, no para seguir pagando una parte de las cotizaciones por esas máquinas. En mi opinión, sería posible establecer una tasa única que grave los móviles o los ordenadores; una tasa que al final acabaría pagando el usuario, evidentemente. Pero un impuesto que paguen las grandes empresas tecnológicas sobre el uso de la tecnología, lo veo más difícil.

“Mis alumnos dicen: ¿por qué te vamos a pagar la pensión a ti, si nosotros no vamos a tener pensión?

P.- En su último libro, pronostica usted la llegada de un capitalismo más tecnológico, cada vez más desigual, donde los trabajadores dejarán de ser clave. ¿Se acabará el modo de vida occidental como lo conocemos?

R.- El modo de vida occidental empezó a cambiar en los años 80, cuando se puso en marcha el primer robot que empezó a desplazar personas de los puestos de trabajo. A partir de mediados de los 80 hay un divorcio entre PIB y empleo: si antes había un hermanamiento perfecto entre crecimiento del PIB y crecimiento del empleo, desde entonces, el PIB crece y el empleo empieza a decrecer. A partir de aquí, el modo de vida occidental empieza a morir porque los ingresos ya no son suficientes para pagar ese modelo de bienestar social. Se comienza a recurrir al endeudamiento, primero público y después privado. Por ejemplo, el “España va bien” de mediados de los 90 a mediados de los 2000 se pagó a base de deuda privada. Lo que pasa es que ese modelo de vida occidental estaba tocado de muerte, y hoy día está prácticamente muerto. En resumen, este concepto de modelo de vida occidental lo vivimos una serie de personas: una buena parte de la Generación X; lo vivieron por descontado los baby-boomers; en cambio, los millennials ya no. La Generación Z, que son mis alumnos de ahora, tienen clarísimo que no lo van a vivir. Mis alumnos me han llegado a decir en clase: ¿por qué te vamos a tener que pagar la pensión a ti, si nosotros no vamos a tener pensión? Y yo les he respondido: posiblemente, no vais a poder pagarme la pensión.

P.- ¿No es un poco extremo ese pesimismo de los jóvenes sobre el futuro de las pensiones?

R.- No es extremo porque fíjese cuál es el salario medio de los jóvenes. Un estudio realizado el año pasado en España constataba que la pensión media de los jubilados nuevos era un 20% superior al salario medio de los jóvenes que se incorporaban al mercado de trabajo. Esto no es sostenible. La realidad es que el total de ingresos no alcanza para pagar el total de gastos.

P.- Para sanear el déficit de las pensiones, el Gobierno va a traspasar gastos impropios, que se pagarán con el Presupuesto del Estado. 

R.- Eso es una trampa. Una de las conclusiones del Pacto de Toledo es que la Seguridad Social está pagando 23.000 millones de euros que en realidad no le corresponde pagar, y que debe pagar el Estado. ¿Y de dónde va a sacar la Hacienda pública esos 23.000 millones? O subiendo impuestos, o recortando otros gastos, o emitiendo más deuda pública. 

“Traspasar gastos de la Seguridad Social al Estado no arregla el problema del poder adquisitivo de las pensiones”

P.- La crisis del coronavirus está agravando el déficit y la deuda, pero en esta situación de emergencia hay que atender lo urgente, aunque se dispare la deuda…

R.- Los políticos, da igual el color y el país que sea, son especialistas en tirar el problema hacia adelante, y que quien venga detrás, que arree. Con respecto a los gastos de la Seguridad Social que comentábamos, esos 23.000 millones los sacarán de la Seguridad Social, los meterán en Presupuestos, y a ver qué pasa. Pero esto no va a arreglar el problema del poder adquisitivo de las pensiones. Este déficit crónico de la Seguridad Social, que ronda los 17.000 millones anuales, se debe a que los ingresos son menores que los gastos actuales. Con las pensiones que hay ahora, muchas de las cuales no alcanzan a mantener el poder adquisitivo, y muchas otras son pensiones de miseria, lo que se ingresa no da para cubrirlas. Si sacan los 23.000 millones, con el dinero que se ingresará, en teoría, se podrá seguir pagando lo que se paga, pero eso no quiere decir que se pueda sufragar el coste de revalorizar las pensiones.

P.- ¿Cree que el sistema de pensiones español es muy generoso, como argumentan el Banco de España y otros economistas?

R.- En España, la tasa de sustitución (determina qué porcentaje supone la pensión respecto al último sueldo cobrado) está en el 80%, de hecho, es el país con la tasa más elevada. Por eso hay economistas que dicen que el sistema español es muy generoso, pero lo que sucede en otros países es que esas personas que se jubilan han podido ahorrar. Es decir, la tasa de sustitución puede ser más baja si los pensionistas tienen ahorros. En España, la tasa de ahorro de los pensionistas es bajísima, por no decir nula.

“Creo que la eutanasia se va a legalizar e incluso puede llegar a protocolizarse”

P.- En su libro Capitalismo 1679-2065 habla usted del control telemático de la población, y de cómo el coronavirus cambiará la percepción social sobre temas como la soledad, el cuidado de las personas mayores o la eutanasia. ¿En qué sentido?

R.- El problema de la soledad que sufren las personas mayores que están ingresadas en una institución, está muy estudiado, hay incluso proyectos para pagar salarios a personas jóvenes para que vayan a conversar con ellas. Proyectos hay muchos, pero todo eso se ha de pagar. Y respecto a la eutanasia, que es un concepto muy amplio y delicado, podría pensarse en aplicarla a una persona con un cáncer terminal y alzhéimer, pero, ¿se podría aplicar a una persona sana que se ha cansado de vivir? En los Países Bajos, el Gobierno hizo una encuesta y resultó que 55.000 personas sanas contestaron que, si la eutanasia fuera legal, se la aplicarían. Y en Bélgica, donde es legal en una serie de circunstancias, un preso sano que cumple cadena perpetua pidió la eutanasia, y se le denegó.

P.- La eutanasia es un concepto tan delicado, que la pregunta sería ¿dónde paramos?

R.- Yo creo que la eutanasia se va a legalizar e incluso puede que llegue a protocolizarse (por ejemplo, que a una persona que tenga un fallo sistémico, tan solo se la atienda con cuidados paliativos), y una de las razones será por un tema de costes. Piense usted que, de media, el 65% del gasto sanitario que una persona media consume, lo consume en su último año de vida, es decir, haciendo la lectura al revés, si una persona media viviera un año menos de media, consumiría un 65% menos de gasto sanitario.

"La Generación T será la generación central del nuevo modelo económico. Es una generación sin historia"

P.- Sostiene usted que la pandemia lo ha trastocado todo y que la recuperación nos llevará a una nueva normalidad. Hemos visto, por ejemplo, cómo el colapso de hospitales y UCI ha puesto sobre la mesa el tema del coste sanitario y económico de las personas mayores.

R.- En Suiza se ha dictado la orden de que los mayores de 80 años no se ingresen en UCI, y los mayores de 70 sí, pero únicamente a través de una evaluación de posibilidades. El tema del coste sanitario de los mayores es muy delicado y puede tener un argumento perverso. Se puede pensar:  ¿cómo por un tema de dinero se va a dejar morir a una persona? Pero también se puede plantear: ¿qué es preferible, tratar a una persona de 90 años o tratar de un problema renal a una persona de 25 años que se puede curar? Yo creo que estos dilemas se van a poner pronto encima de la mesa y que uno de los cambios que va a traer consigo esta época final del sistema capitalista será un cambio en la escala de valores.

P.- Ese cambio en la escala de valores, ¿se producirá en la línea orwelliana de tecnificación y deshumanización?

R.- Cuestiones como el coste económico de los mayores, la eutanasia o la protección social universal probablemente serán abordadas de forma radicalmente distinta por la generación T (inicial de la palabra touch, en referencia a la pantalla móvil y táctil), que es la generación central del nuevo modelo económico. Hoy en día, los mayores de esa generación tienen 12 años, así que alcanzarán el inicio de su edad profesional entre 2033 y 2051. Es una generación sin historia, que me da mucha pena. Aceptarán ser manipulados porque no habrán conocido otra cosa. Será la primera generación del universo orwelliano 1984.

Sobre el autor:

Pepa Montero

Pepa Montero

Pepa Montero es redactora especializada en temas de economía. Ha trabajado en medios como El Economista y La Gaceta de los Negocios. Es autora del libro de relatos La casa de las palmeras (Azul como la Naranja, 2013).

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