Blas Esteban
Opinión

No hacer nada

Blas Esteban

Martes 29 de marzo de 2022

2 minutos

Las llamadas de mayores por soledad al Teléfono de la Esperanza se duplican en los últimos dos años. Foto: Europa Press

Martes 29 de marzo de 2022

2 minutos

Me llamó la atención una noticia aparecida hace unos meses en los medios de comunicación: “Jóvenes chinos se revelan ante el sistema laboral 996 - trabajo de 9 a 21 seis días a la semana- y hacen temblar el régimen con Tang ping o echarse al suelo”. Cada vez más chinos rechazan la carrera de ratas y se “quedan tumbados” después de ver a sus amigos trabajar hasta el fin de sus días.

A este respecto, ya cuenta el escritor Luis Landero en su libro Entre líneas: el cuento o la vida, la historia de los "tumbados". El tumbado, es un hombre que un día suspende su actividad laboral y social “y se abandona espléndidamente a la inacción”. En este sentido, hace unos días, leyendo el articulo “La gran desbandada” de Frances Miralles, se hace eco del fenómeno que en Estados Unidos ha surgido ante el abandono de puestos de trabajo por parte de millones de personas (Gran Dimisión, The Great Resignation).

Parece ser, que esta tendencia avanza con cierta rapidez en el mundo. Es una nueva corriente filosófica de no hacer nada en la vida. Jóvenes, y no tan jóvenes, se están negando a trabajar. ¿Está sucediendo esto en España? No parece ser. Está aumentando el empleo, la tasa de paro en descenso: 13.33%. Eso sí, la aparición, cada vez en aumento, de lo que llaman los economistas y sociólogos “trabajadores y pensionistas pobres”. Y ahora, con la guerra de Ucrania, todavía más pobres. Ver a este respecto, los últimos informes de FOESSA www.foessa.es y Cáritas www.caritas.es.

A veces pienso, y tengo la amarga sensación, que los mayores y sus asociaciones, no hacemos casi nada relevante que llegue a interesar a nuestros asociados, familia y sociedad ¿Estaremos tumbados nosotros? ¿Los mayores y sus asociaciones estamos asimismo en esta sintonía, de no hacer nada que merezca la pena? Es evidente que las asociaciones de mayores, con recursos personales y económicos escasos, estamos realizando, día a día, numerosas actividades que deberían ser cubiertas por las diferentes administraciones públicas.

A pesar de los triunfalismos de algunas asociaciones y plataformas de mayores, que dicen tener millones de asociados, no conseguimos penetrar y llegar, a pesar de los grandes esfuerzos realizados, en la esencia y núcleo central de los mayores -somos más de nueve millones de más de 65 años, y no homogéneos- así como en esta sociedad nuestra.

Seamos consecuentes y realistas: los mayores no importamos nada, salvo a la familia, y en ocasiones, ni a ellos. Algunos mayores, han dicho ¡estamos hasta el gorro de la cantilena de mayores activos! Respetemos a los mayores que no quieren hacer nada. Bastante tienen con vivir. No quieren tener ningún compromiso. ¿Estamos ante Los nuevos tumbados mayores?

Sobre el autor:

Blas Esteban

Blas Esteban

Blas Esteban Barranco es presidente de la Confederación Española de Aulas de Tercera Edad (CEATE) y miembro del Comité Asesor de 65Ymás.

CEATE es una entidad sin ánimo de lucro de ámbito estatal, nacida en el año 1983, que agrupa a un centenar de Aulas de Tercera Edad, Aulas Culturales para Mayores, Aulas Universitarias para la Gent Gran, Universidad Popular de la Edad Adulta (UPDEA), Federaciones (AFOPA de Cataluña, FEVATED de la Comunidad Valenciana, ATEGAL de Galicia), Asociaciones, Fundaciones y similares que trabajan a favor de las personas mayores desde la cultura y la formación permanente

Nace con el propósito de trabajar para elevar los niveles culturales y educativos de las personas mayores a través de su formación permanente a lo largo de la vida y de su participación en programas de múltiples y variadas actividades socioculturales que se desarrollan en sus Centros y Asociaciones. CEATE pretende que los  mayores, jubilados o no, sigan activos, participativos y útiles a su familia y a la sociedad. Que vivan un envejecimiento activo y que no caigan en las tentaciones de pasividad, aburrimiento, soledad, aislamiento, tristeza, abandono, etc. que provocan un envejecimiento acelerado y que acortan la vida humana.

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