Josep Moya Ollé
Opinión

¿Solamente se enquistan en su manera de ser los mayores de 80 años?

Josep Moya Ollé

Martes 28 de octubre de 2025

5 minutos

¿Solamente se enquistan en su manera de ser los mayores de 80 años?

Martes 28 de octubre de 2025

5 minutos

“Yo no creo que la longevidad traiga sabiduría, solo hay que observar a las personas con más de 80 años que se enquistan en su manera de ser". Así se expresaba en una entrevista reciente la escritora Eva García Sáenz de Urturi ,autora de la trilogía La saga de los longevos, cuyo último título es El camino del padre, publicada en este año. En esa entrevista, la autora agregó que “la gente, realmente, se enquista en su manera de ser y, sobre todo, en sus defectos de carácter. Las personas arrastran sus defectos y es muy difíciles hacerles cambiar de hábitos una vez envejecen. Si no hay un buen trabajo de salud mental, las creencias limitantes de los individuos se enquistarán”.

No le falta razón a la autora cuando hace esas afirmaciones, sin embargo, conviene situar los hechos en su contexto. Quienes nos dedicamos a la clínica mental, constatamos, de manera recurrente, que es muy difícil promover cambios en las actitudes de las personas, especialmente cuando se trata de ciertos síntomas que tienden a repetirse y a perpetuarse por tiempo indefinido, a menos que se aborden en contextos psicoterapéuticos. Al contrario de lo que suele decirse e insistirse, no es propio de la naturaleza del hombre buscar el bien y evitar aquello que puede atraerle el sufrimiento. Se supone que buscamos la felicidad, pero mostramos una extraña y misteriosa tendencia que nos empuja al fracaso, a repetir errores, a recrearnos una y otra vez en aquello que es fuente de malestar y perjuicio, como señalaba muy acertadamente el psicoanalista Gustavo Dessal en el libro Psicoanálisis y discurso jurídico.

Sirvan unos datos para corroborar lo afirmado por Dessal. Los he extraído de un artículo sobre Cumplimiento terapéutico, firmado por médicos de un centro de salud de Toledo y del Hospital Virgen de la Salud de Toledo. En el artículo se destaca que, según diferentes estudios, entre el 5 y el 20% de las recetas prescritas por los profesionales ni siquiera son retiradas de las oficinas de farmacia y, además, de las que son retiradas, un 20% de los pacientes no recuerda la posología prescrita, lo que condiciona la correcta utilización y, por tanto, un aumento del incumplimiento. Más concretamente, tomando el tratamiento antibiótico como ejemplo de tratamiento agudo tipo, diferentes estudios publicados en nuestro país hablan de porcentajes siempre superiores al 30% de incumplimiento, llegándose en alguno de ellos a cifras superiores al 60% de incumplimiento. En un artículo firmado por médicos de Cornellá de Llobregat (Barcelona) se afirmaba que la prevalencia de incumplimiento en nuestro país se estima en un 40-70%.

No voy a entrar a analizar las causas de este serio problema de salud, pero sí quiero reforzar la tesis según la cual los seres humanos solemos tomar decisiones que atentan contra nuestro bienestar, en este caso, el de nuestra salud. Pero no solo se trata de conductas que atentan contra nuestra salud, también esas tendencias a la repetición se dan en otros ámbitos de nuestra vida, como los referentes a nuestras relaciones con los demás. El psicoanalista Juan David Nasio, en su libro ¿Por qué repetimos siempre los mismos errores?, publicado en el año 2013, explica que cuando una persona comienza una nueva relación amorosa, a menudo se sorprende al descubrir que su elección lleva la marca de la persona amada y deseada anteriormente. “Esta marca, una sonrisa singular, por ejemplo, que persiste y se repite en el primero, en el segundo y en todos los otros seres amados sucesivos de una historia, esa marca, esa sonrisa, es un rasgo, y ese rasgo, en el fondo, no es sino nosotros mismos”.

Hace unos días, un paciente me explicaba que poco tiempo después de haber sido contratado por una empresa, le habían despedido. No era algo nuevo para él, ya que le había ocurrido en trabajos anteriores. Afortunadamente, en el curso de la entrevista se hizo la pregunta básica: ¿cómo es que me ocurren estas cosas de manera tan repetida? ¿Qué hay en mi que provoca esos despidos?

Y, ahora vuelvo al comentario de Eva García Sáenz de Urturi. Sí, los seres humanos tendemos a enquistarnos, a repetir errores y patrones conductuales, y cuando sufrimos sus consecuencias nos quejamos de “la mala suerte” o de “la maldad de los otros”, sin reparar que algo de nosotros mismos ha jugado un papel crucial en ello. Sí, Eva, tendemos a arrastrar nuestros defectos (o pasiones), esos que nos producen infelicidad, conflictos, síntomas mentales. Pero todo eso no es específico de las personas de 80 años o más, eso es propio de todo ser humano, aunque tenga 10 años

Y estoy de acuerdo con la escritora cuando afirma que si no hay un buen trabajo de salud mental, los problemas se cronificarán. Hace ya varios siglos, un conocido filósofo, Baruch Spinoza, escribió un famoso tratado, Ética, que se publicó en el año 1677. En la quinta parte del texto, proposición III, Spinoza escribió lo siguiente: “Un afecto que es una pasión deja de ser una pasión, tan pronto como nos formamos de él una idea clara y distinta”, Y, añadió un corolario. “Un afecto está, pues, tanto más en nuestra potestad y el alma padece tanto menos en virtud de él cuanto más conocido nos es”.

Mucho más cercana en el tiempo es la afirmación de Sigmund Freud cuando dijo que quien no conoce su pasado está condenado a verlo retornar encarnado en un comportamiento impulsivo o de fracaso.

Para finalizar, el comentario de Eva García Sáenz de Urturi se puede admitir siempre y cuando no se restrinja a los mayores de 80 años. Cualquier ser humano se puede enquistar en su manera de ser y solamente el descubrir el origen de sus repeticiones lo podrá liberar de su sufrimiento; y nos podríamos plantear que es precisamente esa liberación a través del descubrimiento la que nos hace más sabios.

Sobre el autor:

Josep Moya Ollé

Josep Moya Ollé

Josep Moya Ollé (Barcelona, 1954) es psiquiatra y psicoanalista. Actualmente es presidente de la Sección de Psiquiatras del Colegio Oficial de Médicos de
Barcelona.

Ha trabajado activamente en el ámbito de la salud pública, siendo presidente del comité organizador del VII Congreso Catalán de Salud Mental de la Infancia y psiquiatra consultor del SEAP (Servei Especialtizat d'Atenció a les Persones), que se ocupa de la prevención, detección e intervención en casos de maltratos a mayores.

Es el fundador del Observatori de Salut Mental i Comunitària de Catalunya.

Su práctica clínica privada la realiza vinculado a CIPAIS – Equip Clínic (Centre d’Intervenció Psicològica, Anàlisi i Integració Social) en el Eixample de Barcelona.

Como docente, imparte formación especializada en ACCEP (Associació Catalana per a la Clínica i l’Ensenyament de la Psicoanàlisi), en el Departament de Benestar Social i Família y en el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada del Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya.

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