Josep Moya Ollé
Opinión

¿Sueñan los ancianos de Gaza con ser visibles?

Josep Moya Ollé

Foto: HelpAge International

Martes 14 de octubre de 2025

3 minutos

¿Sueñan los ancianos de Gaza con ser visibles?

Foto: HelpAge International

Martes 14 de octubre de 2025

3 minutos

Algunos, quizá los más mayores, sabrán que este título está inspirado en la novela de ciencia ficción ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, escrita por Philip K. Dick y publicada en el año 1968. La acción de la novela se sitúa en un mundo lleno de polvo radiactivo después de una guerra nuclear que terminó matando a la mayoría de los animales, llevando a que la gente tenga animales eléctricos. El protagonista es Rick Deckard, un experto cazador de androides renegados. En la historia, tendrá que retirar a un grupo de androides de última generación, modelo Nexus-6, que tienen como peculiaridad ser casi idénticos al ser humano y que han llegado hasta la Tierra huyendo desde una colonia espacial debido a las terribles condiciones a las que estaban sometidos. 

Se ha señalado que la novela trata, entre otros temas, de los límites imprecisos entre lo artificial y lo natural, la decadencia de la sociedad y la omnipresencia de la tecnología en un mundo destruido. En el caso de Gaza no se trata de límites imprecisos, sino de la ausencia de límites, y de la crueldad humana. Porque, como ya viene siendo cada más frecuente, las víctimas de este conflicto son, en su mayoría, civiles, aunque el cinismo de algunos insiste en que cualquier civil palestino es un terrorista en potencia, independientemente de su edad. Ahora nada ni nadie está seguro: ni escuelas, ni hospitales ni puestos de recogida de alimentos, nada escapa a la maquinaria de la muerte. En este marco, los medios de comunicación nos muestran imágenes de niños hambrientos, heridos, asesinados por las bombas, los misiles y los drones. En general, los titulares repiten el mismo relato: tantas muertes, la mayoría mujeres y niños. Sin embargo, en muy pocas ocasiones se citan los ancianos. Nuevamente, estos no existen, son invisibles.

Pero, hay excepciones. Así, el periódico digital Eldiario.es, en su edición del 3 de octubre de 2025 escribe lo siguiente: “En medio del colapso, entre escombros, techos de plástico y clínicas completamente desbordadas, unas 110.000 personas mayores luchan cada día por sobrevivir en la franja de Gaza. Lo hacen en silencio. No tienen fuerzas para gritar o, simplemente, han perdido la esperanza de que alguien las escuche”. 

Y, prosigue: “El tiempo para huir se ha vuelto un privilegio que muchas personas mayores no pueden permitirse. Algunas ni siquiera lo intentan. A veces, las órdenes de desplazamiento forzoso caen del cielo en octavillas o llegan en mensajes de texto que ni siquiera alcanzan a leer. Otras veces, el margen para escapar es tan estrecho que quedarse es la única alternativa: ¿cómo correr si apenas pueden caminar?”.

Exacto, ¿cómo correr si apenas pueden caminar? Los ancianos, los más mayores, no pueden hacerlo como tampoco pueden competir a la hora de recoger los alimentos caídos del cielo, en paracaídas. Muchas de las personas mayores mueren en silencio, sin que nadie se entere, porque sus familiares están en otra parte. Las imágenes, nuevamente, nos muestran a padres llorando la muerte de sus hijos, pero no vemos a los hijos adultos llorando la muerte de sus padres ancianos.

¿Recuerdan lo ocurrido durante la pandemia de la Covid-19? Muchas personas ancianas fallecieron sin que pudieran despedirse de sus familiares. Fue la muerte en soledad, en silencio.

Vuelvo al título: Los ancianos de Gaza saben que la muerte les ha estado esperando, en cada momento, en cada lugar, pero en soledad. Ahora, nos dicen, que las armas han cesado de martillear pero, ¿significa esto que los gacetíes mayores podrán ser visibles? ¿Qué serán atendidos de manera preferente cuando los servicios sanitarios puedan reanudar sus funciones? ¿Qué merecerán la atención de los medios de comunicación? ¿Podrán soñar con ser visibles? 

Sobre el autor:

Josep Moya Ollé

Josep Moya Ollé

Josep Moya Ollé (Barcelona, 1954) es psiquiatra y psicoanalista. Actualmente es presidente de la Sección de Psiquiatras del Colegio Oficial de Médicos de
Barcelona.

Ha trabajado activamente en el ámbito de la salud pública, siendo presidente del comité organizador del VII Congreso Catalán de Salud Mental de la Infancia y psiquiatra consultor del SEAP (Servei Especialtizat d'Atenció a les Persones), que se ocupa de la prevención, detección e intervención en casos de maltratos a mayores.

Es el fundador del Observatori de Salut Mental i Comunitària de Catalunya.

Su práctica clínica privada la realiza vinculado a CIPAIS – Equip Clínic (Centre d’Intervenció Psicològica, Anàlisi i Integració Social) en el Eixample de Barcelona.

Como docente, imparte formación especializada en ACCEP (Associació Catalana per a la Clínica i l’Ensenyament de la Psicoanàlisi), en el Departament de Benestar Social i Família y en el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada del Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya.

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