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Síntomas y tratamiento de la otomicosis, también llamada otitis externa

Victoria Herrero

Foto: Bigstock

Martes 17 de septiembre de 2019

3 minutos

La proliferación de hongos, como consecuencia de un exceso de humedad, es el principal origen

Síntomas y tratamiento de la otomicosis
Victoria Herrero

Foto: Bigstock

Martes 17 de septiembre de 2019

3 minutos

Cuando en la piel del conducto auditivo externo se produce una infección que da lugar a una inflamación, estamos ante un caso de otomicosis. Esta afección, también conocida como otitis externa, tiene su origen en las bacterias y los hongos que "atacan" principalmente a dos grupos de población muy sensibles en este caso: los niños y las personas mayores (sobre todo, en este último caso, si se trata de personas con un déficit cognitivo).

¿A qué se debe esta infección auditiva?

Un exceso de humedad en esa zona del conducto auditivo, y la consiguiente proliferación de microorganismos, es la principal causa de la aparición de esta afección, que no es excesivamente grave si se trata a tiempo y de forma conveniente, pero sí molesta y dolorosa.

Hemos hablado del germen principal, pero también existen otra serie de desencadenantes como pequeños traumatismos causados por un rascado excesivo, tener la piel muy seca, una escasez de cerumen en el oído, que funciona como barrera natural protectora en estos casos, o una especial sensibilidad a ciertos productos para el cabello que pueden provocar una alergia en los oídos.

Síntomas y tratamiento de la otomicosis, también llamada otitis externa

Así, esta otitis externa se manifiesta precisamente en un dolor de oídos (sobre todo al presionarlos), que se une a una falta de audición o picor en la zona. Cuando la infección es más grave, esa sintomatología se convierte en un dolor más intenso que puede llegar al cuello o el rostro, una hinchazón de los ganglios linfáticos o la aparición de fiebre.

Una vez se confirma el diagnóstico correcto, el médico suele recomendar un tratamiento que, en la mayoría de los casos, se basa en la administración de antibióticos, así como en la aplicación de calor local y unas gotas en los oídos para mejorar dicha sintomatología. En casos algo más severos, se puede incluso recurrir a un drenaje quirúrgico o a la eliminación de tejido que esté dañado o infectado.

Prevención

Pero antes de recurrir a ello, no está de más seguir una serie de pautas de higiene preventivas para evitar la aparición de otomicosis. En este sentido, es recomendable no limpiarse los oídos con bastoncillos de algodón, secarse bien después de la ducha o si vamos a la piscina (con la ayuda de la punta de la toalla), ponerse tapones protectores para bañarse en un espacio público o masticar chicle en las situaciones de cambio de presión, por ejemplo.

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Victoria Herrero

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