Las cataratas son una patología muy común en las personas mayores y consecuencia del proceso degenerativo natural del ojo con el paso del tiempo. Consiste en la opacidad total o parcial del cristalino, una de las dos lentes naturales que tenemos en nuestros ojos, con lo que poco a poco vamos viendo peor. Las cataratas no entienden de sexo, puesto que aparecen por igual en hombres que en mujeres, y es difícil diagnosticarla precozmente ya que la pérdida de visión es lenta. De ahí la importancia de las revisiones periódicas, al menos anuales, con nuestro oftalmólogo.
Una vez diagnosticada, y si nuestro médico nos recomienda a operación, nos pueden surgir muchas dudas.
Se trata normalmente de una cirugía ambulatoria, en el que en el mismo día se vuelve a casa. El tratamiento habitual es por extracción del cristalino que se ha vuelto opaco, lo que llamamos catarata, y su reemplazo por una lente intraocular. La técnica más usada se denominada facoemulsificación, que mediante láser o ultrasonidos pulveriza la catarata y se extrae mediante un pequeño aspirador antes de colocar la nueva lente. La incisión es mínima, entre 1,8 y 2 milímetros, por lo que la recuperación es muy rápida.
No es lo más recomendable, no por no ser viable técnicamente, sino por evitar posibles complicaciones que te obligarían a guardar reposo al tener los dos ojos intervenidos.
El miedo lógico ante el dolor en este tipo de operaciones es injustificado. La cirugía y su recuperación no es dolorosa. Se realiza con anestesia regional o incluso tópica (con unas gotas, sin inyecciones) y, si es necesario, con sedación. Las únicas sensaciones pueden ser un posterior pequeño escozor en las horas posteriores a la cirugía.
Tras la cirugía puedes regresar a casa y lo que se recomienda es un reposo unas horas con el ojo tapado. Al día siguiente, ya con el ojo destapado, podrás ver mucho mejor que antes de ser intervenido, comenzando a hacer vida normal teniendo cuidado para evitar golpes o movimientos bruscos de cabeza.
En el postoperatorio tendrás que usar los colirios que te prescriba tu médico para evitar infecciones y que la cicatrización sea rápida. Toda la recuperación no suele durar más de un mes, aproximadamente.
No deberás usar cosméticos en ese tiempo para evitar que entren en el ojo restos de los mismos, al igual que evitaremos, por razones lógicas, frotarnos los ojos.
Si haces deporte o actividades físicas, podrás realizarlas con moderación durante un tiempo evitando esfuerzos excesivos o golpes.
La operación supone una mejora notable de tu visión, por ello normalmente no es necesario utilizar gafas para la actividad diaria habitual en visión lejana. Para la visión de cerca, como leer, sí necesitarás una corrección en forma de gafas.
Existe una alternativa, si no se quiere utilizar gafas ‘de cerca’, y que deberá valorar tu médico: implantar durante la intervención, en lugar de una lente intraocular habitual una lente intraocular multifocal, que te permita ver en todas las distancias.