Pensiones

Fernández Palacios (Mapfre): "Hay que seguir el modelo británico de planes de pensiones de empresa"

Fernando Ónega

Sábado 28 de noviembre de 2020

8 minutos

Entrevista de Fernando Ónega a Juan Fernández Palacios, consejero delegado de Mapfre Vida

Fernández Palacios: "La administración todavía no es consciente de la importancia de los sénior"
Fernando Ónega

Sábado 28 de noviembre de 2020

8 minutos

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Primera parte de la entrevista: "No conocemos la letra pequeña del fondo público de pensiones"

 

Juan Fernández Palacios (Talavera de la Reina, Toledo, 1957) es desde hace casi una década el consejero delegado de Mapfre Vida, división de la aseguradora española con presencia en los cinco continentes y con cerca de 26 millones de clientes en todo el mundo. Licenciado en Ciencias Económicas y Actuario de Seguros por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), empezó su andadura profesional como Inspector de Seguros, para incorporarse en el año 2000 a Mapfre, donde ha desempeñado diferentes puestos de responsabilidad. Desde 2014 es también vicepresidente del Comité de Seguros Personales de Insurance Europe.

 

Fernando Ónega y Juan Fernández Palacios

 

En esta segunda parte de la entrevista con Fernando Ónega, presidente del Comité Editorial de 65Ymás, Fernández Palacios se define defensor de un sistema público de pensiones que no piense sólo en los que ya están jubilados o a punto de hacerlo, sino también en las generaciones futuras. Igualmente, llama la atención sobre el modelo británico de planes de pensiones de empresa, que podría servir de ejemplo para España, y pide que las administraciones tengan en cuenta a las aseguradoras, que quieren ser "parte de la solución del problema de las pensiones".

F.O.- Como responsable de Mapfre Vida, ¿se considera competidor del sistema público de pensiones?

J.F.P.- No, para nada. Nosotros, en Mapfre, y esto es una posición institucional que comparte la mayoría del sector asegurador, somos defensores y partidarios de un sistema público suficientemente potente y sostenible, que piense no solo en los que hoy se están jubilando o se van a jubilar pronto, sino en las generaciones futuras. Hablamos de una perspectiva de largo y muy largo plazo. Cuando pienso en qué medidas hay que implantar para garantizar que el sistema público de pensiones perdure en el tiempo, tengo que estar mirando a mis hijas e incluso, en su caso, a sus nietos. Esto es algo que no se arregla de la noche a la mañana. No vale decir "de momento vamos tirando, ya cuando el problema se haga más gordo, buscaremos la solución". No, la inercia es tremenda, como ocurre con la inercia poblacional, y para solucionar la situación en el año 2050 hay que tomar las medidas hoy.

 

 

F.O.- Dijo usted que las políticas públicas de pensiones deben permitir a las aseguradoras cumplir su papel. ¿Cuáles son exactamente sus reivindicaciones?

J.F.P.- Las aseguradoras lo que queremos es que nos tengan en cuenta, porque queremos ser parte de la solución del problema de las pensiones. El sector asegurador tiene una experiencia de siglos en la gestión de riesgos y en los riesgos asociados a la duración de la vida humana. Tenemos una experiencia, porque es nuestra vocación, en la gestión de recursos financieros a largo plazo y eso lo queremos poner a disposición de la sociedad. Hay cientos de miles de empleados y profesionales que trabajan en este sector y que están en condiciones de ayudar, así como inversores dispuestos a proveer de los capitales que se necesitan para el desarrollo de la actividad.

 

 

F.O.- En 65Ymás tenemos abierto un debate sobre el futuro de las pensiones desde todos los puntos de vista, y una de las cosas que nos preocupa es que el mantenimiento del sistema público de pensiones vaya a tener que ser pagado por las empresas, bien a través de impuestos, bien a través de cotizaciones. ¿Cómo ve este asunto?

J.F.P.- Ese riesgo existe. Al final todo lo tenemos que pagar las empresa y los particulares. El dinero del Estado es de todos que, en mayor o menor medida, contribuimos. Existe el riesgo de que la evolución del sistema de pensiones pueda exigir mayores contribuciones a las empresas y en ese sentido habrá que ayudarlas también poniendo incentivos para que esta necesaria consolidación del sistema no termine repercutiendo en un incremento de costes que dificulte la competitividad de nuestras empresas. Ya ha habido incentivos en este país, hasta el año 2006 las empresas podían deducir el 10% de las aportaciones que hicieran a sistemas de previsión social en el Impuesto de Sociedades. También antes de 2013 las contribuciones a esos sistemas de previsión social no se computaban a efectos del cálculo de la base de cotización de la Seguridad Social. Quizás es el momento de recuperar esos incentivos. Las empresas tienen que contribuir pero hay que ayudarlas, igual que a los particulares.

F.O.- ¿Quiere decir entonces que hemos ido para atrás?

J.F.P.- Hay que ponerse también en el contexto de la crisis financiera del 2008 y en el impacto que tuvo en los Presupuestos públicos. Lo digo para tratar de comprender ese paso atrás que efectivamente se produjo cuando se eliminó un incentivo que era muy necesario para el desarrollo de la previsión social complementaria. Hay ciertas cosas que hay que manejar con una perspectiva no coyuntural y la crisis financiera, con todo lo dura que ha sido, ha sido algo coyuntural. En ese momento no deberíamos haber tocado elementos que tienden a dar una base estructural a ciertos aspectos que como sociedad debemos desarrollar, como los sistemas de previsión social.

 

 

F.O.- ¿Qué incentivos entonces deberían tener las empresas para impulsar la pensión complementaria?

J.F.P.- Es muy necesario en España que haya incentivos. He mencionado las deducciones en el Impuesto de Sociedades o el sacar esas contribuciones fuera de la base de cotización de la Seguridad Social. Podrían ser esos u otros similares. Pero más allá de los incentivos fiscales, hay mecanismos que también sería bueno que se incorporaran en este país. Y me refiero a sistemas de adscripción automática, que están teniendo mucho éxito en Reino Unido, en los que cuando una persona se incorpora al mundo laboral, automáticamente se le inscribe en un plan de pensiones. Esto no contraviene con la voluntariedad de esos sistemas, que viene impuesta por nuestra Constitución, desde el punto en el que el empleado al que se les adscribe a este sistema tiene en todo momento la capacidad para salirse. Con él se consiguen dos efectos. Por un lado, la persona joven que se incorpora al mundo laboral tiene que pensar ya sobre su futuro a la jubilación. Por otro, la experiencia británica nos dice que el 90% de las personas se quedan. Con lo cual, es un mecanismo que está propiciando un crecimiento de ahorro en este segundo pilar bastante importante. Necesitaríamos algo parecido en España.

F.O.- Dentro de los productos de las aseguradoras, ¿cómo están funcionando las rentas vitalicias en cuanto a suscriptores y a volumen de ahorro?

J.F.P.- Siempre que hablamos de complementar las pensiones públicas hay que hablar de las rentas vitalicias, como fórmula de desacumulación del ahorro constituido a lo largo de toda la vida activa. Es el elemento idóneo porque las pensiones públicas a las que complementa también son vitalicias y porque protegen a los individuos del agotamiento de los recursos vitales que se puede producir si la vida dura más de lo previsto. Además, las rentas vitalicias tienen una gama bastante amplia de elementos de protección para los beneficiarios, incluso en caso de una muerte prematura de los rentistas: desde reversión de esas rentas a los cónyuges, hijos u otros beneficiarios, establecimiento de periodos ciertos de pago independientemente de la vida del rentista, etc. En el contexto financiero actual, con los tipos de interés en mínimos históricos, la adquisición de rentas vitalicias requieren un nivel de ahorro que no están alcanzando las personas que se están jubilando hoy en día porque no han tenido tiempo para ahorrar lo suficiente. Eso hace que, de momento, el producto tenga un desarrollo más limitado. Hay otro tipo de rentas vitalicias que tienen un componente más financiero, más como alternativa a los depósitos bancarios o imposiciones a plazo fijo, y que son bastante demandadas. El 50% del ahorro constituido en seguros de vida ahora mismo en España está en ese tipo de productos, seguros de renta vitalicia con ese componente más financiero.

F.O.- ¿Es lo mismo que el ahorro de jubilación?

J.F.P.- La renta vitalicia es la forma de disponer del ahorro de jubilación. En la jubilación hay dos etapas: una fase de acumulación, en la que uno está contribuyendo y creando ese fondo para el futuro, y a partir de la jubilación, cuando uno puede disponer de ese ahorro. Y lo puede hacer de diferentes maneras. Nosotros recomendamos la renta vitalicia, pero hay que ser claro: requieren un ahorro constituido que muchas personas no tienen. De ahí la importancia de empezar a ahorrar cuanto antes.

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Fernando Ónega