

Informaciones del diario El País de esta mañana: “La gran banca renace y logra el mayor beneficio desde la crisis financiera”. En la página siguiente, “El BBVA ganó 4.654 millones en 2021, más del triple que el año anterior. La entidad pagará su mayor dividendo en efectivo de la última década”. Otros días anteriores se publicaron resultados parecidos. ¡Qué noticias más positivas! ¡Qué buenas para la economía nacional! Celebrémoslas, porque una banca con grandes beneficios es una banca fuerte y una banca fuerte aleja el fantasma de la crisis financiera que ya puso al país al borde de la quiebra. Lo que ocurre es que este gozo se hace público en un momento muy delicado: el momento en que una amplísima corriente de opinión se rebela contra el abandono de la atención personalizada en las oficinas bancarias. Las personas mayores están en pie de guerra porque se sienten abandonadas y maltratadas. Y ahora quizá piensen que tantos miles de millones de ganancias (un total de 19.866, la mayor cantidad desde 2007) bien podían dar para la atención personal. Ese criterio se empeora con otra reflexión: esos beneficios también se han conseguido a base de ahorrar en la atención a los mayores. Felicidades, banqueros, pero no olviden esta anotación.