Verónica Mollejo
Consejos
Consejos para que los mayores conduzcan en invierno de forma segura
La nieve y el hielo son dos de los fenómenos que más problemas causan en la carretera en invierno
Conducir en invierno es mucho más peligroso que en verano, eso es un hecho. Los fenómenos meteorológicos que irrumpen durante el trayecto y que modifican el estado de la carretera se convierten en el principal enemigo de los conductores. De hecho, según la Dirección General de Tráfico (DGT @DGTes), alrededor del 30% de los fallecidos y los heridos hospitalizados se producen en invierno. "Y es que conducir con climatología adversa añade un plus de peligrosidad a la conducción, dificulta las maniobras, lleva a situaciones delicadas y, a veces, difíciles de gestionar, sobre todo si no se hace una conducción mucho más prudente", añade este organismo.
En este sentido, la lluvia es la situación climatológica que más incidencias negativas tiene en la conducción, aunque sorprendentemente los accidentes no aumentan con la lluvía más abundante, sino con la llovizna que convierte el asfalto en una superficie resbaladiza y que los conductores consideran inofensiva. Por otro lado, tal y como expone la DGT en uno de sus informes, la segunda causa de siniestralidad debido al mal tiempo es la niebla, sobre todo cuando es intensa, y el viento y la nieve ocupan el tercer y cuarto puesto, respectivamente.
Ante esta situación, está claro que los conductores deben estar siempre siempre en alerta, haga el tiempo que haga, pero debido a estos agentes externos que aumentan el riesgo de accidente, las precauciones al volante adquieren mayor importancia. Sobre todo cuando se trata de una persona mayor cuya salud reduce su capacidad de conducción.
La pérdida de reflejos, los trastornos visuales, cognitivos y musculares o el consumo de ciertos medicamentos son algunos de los factores que influyen en este sentido. Bajo esta premisa, ¿cómo pueden los mayores conducir con seguridad cuando hace frío en la carretera? Toma nota y lleva mucho cuidado.
En el interior del vehículo
Aunque lo que ocurre fuera del coche debe ocupar toda tu atención, lo cierto es que el ambiente que se respira en el interior del habitáculo también tiene mucha importancia. Debes sentirte cómodo al volante para que esa tranquilidad se transmita a tu conducción. Para ello, intenta que la climatización sea la correcta (entre los 20ºC y los 22ºC), evita las situaciones de estrés y, por supuesto, asegúrate de que todos los elementos que componen el vehículo están en perfecto estado: neumáticos, frenos, amortiguadores, batería, bujías...
Neumáticos y cadenas, imprescindibles
Tal y como acabamos de ver, debes proveer tu vehículo de los accesorios adecuados para una conducción en invierno. En este caso, los neumáticos y las cadenas resultan imprescindibles para velar por tu seguridad y la de aquellos que viajan contigo. En primer lugar, debes equipar tu coche con neumáticos de invierno, pues tienen más agarre que los convencionales. En cuanto a las cadenas, recuerda que estas siempre se montan en el eje motriz, por lo que debes saber si tu coche es de tracción delantera o trasera.
Otros elementos que tampoco debes pasar por alto son el líquido refrigerante, para proteger el motor de la congelación; la luneta térmica, el ventilador para desempañar el parabrisas y el chaleco, los triángulos y la rueda de emergencia en el caso de que sufras algún percance.
Informarse de las condiciones meteorológicas
Este tipo de información, que incluye la previsión meteorológica y el estado de la ruta que piensas recorrer, es imprescindible para conducir de forma segura en invierno. La web oficial de la DGT siempre pone a tu disposición estos datos, además de las carreteras y los puertos que pueden estar cerrados por mal tiempo. También es importante que tengas a mano el teléfono de asistencia en carretera y el de emergencias.
Modo de conducción
La forma en la que conduces en este tipo de situaciones es quizás el elemento más importante de todos o, al menos, el que depende exclusivamente de ti. En primer lugar, debes rebajar la velocidad cuando haya hielo, nieve, viento o lluvia durante el trayecto y evita las reacciones brucas al volante, pues perdemos adherencia. Por otro lado, los expertos aconsejan circular en marchas largas y arranca, si es posible, en segunda.
Lleva mucho cuidado con los adelantamientos y aumenta la distancia de seguridad para prever las situaciones de peligro con el tiempo suficiente. Y por último, debes evitar las marcas de rodadura de otros vehículos, pues son zonas más propensas a acumular el agua y, por lo tanto, pueden resultar más resbaladizas. Algo que muchos conductores desconocen por completo.
Aumenta el número de paradas
"La conducción en invierno produce mayor tensión y más fatiga, por lo que debemos parar con mayor frecuencia para hidratarnos e incluso estirar, especialmente en viajes largos", recomienda la DGT. Lo habitual es descansar cada dos horas o 200 kilómetros, aproximadamente, durante unos 20 minutos. El tiempo suficiente para despejarse, ir al cuarto de baño o tomar un café, pues esta bebida reduce un 7,7% el tiempo de reacción en los conductores somnolientos, según la Fundación Española de Seguridad Vial (@FESVIAL).