Cumplir años es una buena señal. Apagar las velas de nuestra tarta de cumpleaños significa que seguimos vivos, pero el paso del tiempo para algunas personas no resulta del todo agradable. Es lo que se conoce como gerascofobia, el medio a envejecer y a "sufrir" todo lo que trae aparejado el convertirnos en personas mayores.
Una afección, tanto física como mental, que se manifiesta en forma de dificultad para respirar, incapacidad para hablar, mareos, temblores, bajada de la presión arterial, aislamiento social o sensación de opresión en el pecho, entre otros síntomas.
En definitiva, un caso extremo de ansiedad asociado al paso del tiempo, ya que estas personas no quieren ver cómo se producen ciertos cambios en su apariencia o comienzan a aparecer algunos problemas de salud. Además, pueden sentir miedo a la muerte, a la soledad, a no haber cumplido sus propias expectativas de vida o a ese falso mito que asocia la vejez con algo negativo.
Es importante no confundir este término con el Síndrome de Peter Pan, que afecta al desarrollo de la personalidad adoptando una actitud inmadura para evitar desempeñar un rol de adulto; o con la gerontofobia, que puede definirse como un rechazo hacia las personas mayores.
Siempre y cuando esta afección no sea tan grave como para solicitar la intervención de un profesional médico, es bueno tomar una serie de medidas que nosotros mismos podemos seguir para evitar ese miedo a envejecer. Así lo recomiendan desde el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (@cenie_es):