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Los dos lácteos que consumidos a diario disminuyen el riesgo de demencia

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Jueves 25 de diciembre de 2025

9 minutos

20 gr o más de queso o crema altos en grasa reducen en un 13% y 16%, respectivamente, dicho riesgo

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Si eres de los que te gusta el queso, estás de enhorabuena. No fue hace mucho, concretamente el pasado mes de octubre, cuando la revista 'Nutrients' se hacía eco de un estudio japonés que asociaba su consumo con un menor riesgo de demencia. Los investigadores analizaron si los adultos mayores que consumen queso al menos una vez por semana tenían menos probabilidades de desarrollar la enfermedad degenerativa.

Sus hallazgos, basados ​​en una población japonesa de 65 años o más, sugieren que los consumidores semanales de queso pueden tener un menor riesgo de demencia que los que no lo son, aunque no se puede descartar por completo la existencia de factores de confusión residuales a pesar del ajuste de múltiples variables socioeconómicas y de salud. El estudio encontró que los adultos mayores que consumían queso al menos una vez por semana tenían un riesgo entre un 21% y un 24% menor de sufrir demencia durante 3 años, lo que coincide con evidencia científica previa que sugiere que los productos lácteos fermentados tienen efectos protectores sobre la salud cognitiva.

El valor del queso

El perfil nutricional del queso, rico en probióticos, péptidos, antioxidantes y vitamina K, puede promover la salud vascular y neuronal, aunque la mayoría de los participantes consumieron queso procesado, que puede tener niveles más bajos de estos compuestos bioactivos.

Pues bien, la ciencia ha seguido su camino y hoy tenemos nuevas evidencias que relacionan este tipo de lácteo con la salud cerebral. Así, al parecer comer más queso y crema con alto contenido de grasa podría estar relacionado con un menor riesgo de desarrollar demencia, según un nuevo estudio publicado en Neurology, Este trabajo no prueba que comer queso y nata con alto contenido de grasa reduzca el riesgo de demencia; sólo muestra una asociación.

 

Quesos cheedar y brie, ricos en grasas. (BIgstock)

 

Los quesos ricos en grasa que contienen más del 20% de ella incluyen variedades como el cheddar, el brie y el gouda. Las cremas ricas en grasa suelen tener entre un 30% y un 40%, como la nata para montar, la nata doble (o crema espesa) y la nata coagulada (también conocida como crema Devonshire cream o Devon).

Alimentos con 'mala fama'

"Durante décadas, el debate sobre las dietas altas en grasas frente a las bajas en grasas ha moldeado los consejos de salud, llegando incluso a categorizar el queso como un alimento poco saludable que se debe limitar. Nuestro estudio descubrió que algunos productos lácteos ricos en grasas pueden, de hecho, reducir el riesgo de demencia, lo que desafía algunas suposiciones arraigadas sobre la grasa y la salud cerebral”, ha afirmado la Dra. Emily Sonestedt, de la Universidad de Lund (Suecia), y coautora del estudio, en un comunicado.

Los investigadores analizaron datos de 27.670 personas en Suecia, con una edad promedio de 58 años al inicio del estudio. Se les realizó un seguimiento promedio de 25 años. Durante el estudio, 3.208 personas desarrollaron demencia.

Los participantes registraron su alimentación durante una semana y respondieron preguntas sobre la frecuencia con la que consumen ciertos alimentos en los últimos años. También hablaron con los investigadores sobre cómo preparaban sus comidas.

Los hallazgos

Los investigadores compararon a personas que consumían 50 gr o más de queso rico en grasa al día con personas que tomaban menos de 15 gr diarios Por ejemplo, 50 gr de queso equivalen, aproximadamente, a dos lonchas de queso cheddar o media taza de queso rallado. Una porción típica de queso es de 28 gr. Entre los que consumieron más queso rico en grasa, el 10% desarrolló demencia al final del estudio. Entre los que tomaron menos, el 13% tuvo la patología.

Tras ajustar por edad, sexo, educación y calidad general de la dieta, los investigadores descubrieron que las personas que consumían más queso rico en grasa tenían un 13% menos de riesgo de desarrollar demencia que quienes consumían menos. Al analizar tipos específicos de demencia, descubrieron que las personas que consumían más queso rico en grasa tenían un 29% menos de riesgo de demencia vascular.

Los investigadores también encontraron un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer entre aquellos que comían más queso con alto contenido de grasa, pero sólo entre aquellos que no portaban la variante del gen APOE e4, un factor de riesgo genético para la enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores también compararon a personas que consumían 20 gr o más de crema alta en grasa al día con las que no los ingerían. Otro ejemplo: 20 gr de crema alta en grasa equivalen aproximadamente a 1,4 cucharadas de crema batida espesa. La porción recomendada es de 1 a 2 cucharadas.

La crema 

Después de ajustes similares, los investigadores descubrieron que aquellos que consumían crema con alto contenido de grasa diariamente tenían un riesgo 16% menor de sufrir demencia en comparación con aquellos que no la comían.

 

Un bol con crema montada. (Bigstock)

 

No se encontraron asociaciones entre el riesgo de demencia y el consumo de queso bajo en grasa, crema baja en grasa, leche con alto o bajo contenido de grasa, mantequilla o leche fermentada, que incluye yogur, kéfir y suero de leche.

'No todos los lácteos son iguales'

"Estos hallazgos sugieren que, en lo que respecta a la salud cerebral, no todos los lácteos son iguales, Si bien consumir más queso y crema con alto contenido graso se relacionó con un menor riesgo de demencia, otros productos lácteos y alternativas bajas en grasa no mostraron el mismo efecto. Se necesita más investigación para confirmar los resultados de nuestro estudio y explorar si el consumo de ciertos lácteos con alto contenido graso realmente ofrece algún nivel de protección para el cerebro", ha asegurado Sonestedt.

Una limitación fue que todos los participantes del estudio eran de Suecia, por lo que los resultados podrían no ser los mismos para otras poblaciones. Sonestedt ha señalado que en ese país, el queso se suele consumir crudo, mientras que en EE,UU, por ejemplo, se suele calentar o acompañar con carne. Por lo tanto, considera importante que los estudios también se realicen en el último país.

La opinión

En un editorial que acompaña al estudio, la Dra. Tian-Shin Ye, del Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard (Boston), documenta: ¿Hacia dónde vamos desde aquí? Los hallazgos de esta investigación se suman al creciente debate sobre los lácteos y la salud cognitiva y señalan nuevas direcciones para futuras investigaciones. La replicación en diversas poblaciones con diferentes patrones dietéticos será esencial. Se necesitan cohortes prospectivas con evaluaciones dietéticas repetidas para capturar mejor los cambios a largo plazo en el consumo, y los análisis de sustitución adicionales serán útiles. Para ir más allá de la asociación y hacia la causalidad, los ensayos aleatorios deben probar los efectos de productos lácteos específicos, como las opciones altas en grasa vs. bajas en grasa y fermentadas vs. no fermentadas, así como el impacto de reemplazar los lácteos con alternativas vegetales de alta calidad en los resultados cognitivos. Si bien el desarrollo de la demencia requiere un seguimiento extendido para capturarlo, los ensayos que utilizan el deterioro cognitivo u otros resultados intermedios pueden ofrecer caminos más factibles a seguir. Finalmente, la interacción observada con el estado de APOE e4 resalta la importancia de la variabilidad individual en las respuestas dietéticas. Avanzar hacia una nutrición de precisión requerirá la integración de conocimientos multiómicos, junto con datos sobre comportamiento, estilo de vida y crononutrición, algunos de los cuales se recopilarían mediante tecnologías de salud digital. Juntos, estos enfoques podrían, en última instancia, permitir estrategias dietéticas más eficaces para la prevención de la demencia·.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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