Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

No te rasques, que es peor

Ramón Sánchez-Ocaña

Lunes 17 de febrero de 2020

2 minutos

Picor

Lunes 17 de febrero de 2020

2 minutos

Habrás oído mil veces la frase que encabeza este comentario. Lo sabemos todos; pero cuando llega el picor, parece inevitable acudir al rascado. El picor, prurito dicen los especialistas, es el resultado de un estímulo sobre la superficie de la piel. Es como si fuera un "dolor pequeño". Lo puede producir cualquier cosa: un roce, la costura de una camisa, un hilo...

También puede tener un origen psicológico. Hay mucha gente que el simple hecho de ver volar algún insecto hace que le pique la cabeza. En ocasiones, hablar de picores los produce

Cuando lo sentimos, tendemos a rascarnos. Y el hecho de rascarse no es otra cosa que un mecanismo de sustitución. Se dijo siempre que un dolor agudo quitaba un dolor leve. Pues en este caso estamos ante lo mismo. Al rascarnos, provocamos un dolor ligeramente más fuerte, estimulando capas más profundas de la piel. Ese nuevo estímulo, más intenso y más interno, es suficiente para anular el superficial y tenue que era el picor. Anular un dolor con otro, aunque los dos, ciertamente, sean muy leves.

Pero a veces es contraproducente. Un rascado fuerte, enérgico y repetido puede producir en muchas personas un engrosamiento de la piel en esa zona. La piel se enrojece y esa piel, entonces, adquiere una mayor sensibilidad tanto al picor como al dolor, con lo que se establece un circulo vicioso: pica, se rasca, la piel enrojece, pica más, se vuelve a rascar y así hasta que el picor se convierte en dolor y la zona enrojecida en una llaga.

La verdad es que según todos los dermatólogos tenemos la piel muy poco hidratada. Y en una piel así, el picor, además de más frecuente, es más intenso.

El problema es de la serotonina que produce el cerebro. Nos pica, nos rascamos y entonces ante el estímulo el cerebro produce más serotonina y por tanto, más picor. Y esto, que se sospechaba acaba de refrendarlo un experimento con ratones. Se les inyectó un producto que producía picor en la piel, y luego a unos se les bloqueo la producción de serotonina y a otros no. Los que tenían bloqueada la serotonina se rascaban muchísimo menos que los otros.

Lo grave es que no se puede bloquear la serotonina para aliviar el picor, aunque sea crónico, porque interviene en muchísimos procesos corporales como el crecimiento, el metabolismo de los huesos.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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