Tú seguramente jamás le has llamado comecocos, porque este pequeño juguete casero hecho de papel con el que probablemente hayas pasado más de un rato en tu infancia, es anterior a la aparición del famoso videojuego japonés llamado Pac Man, que consistía en una especie de disco amarillo con boca que avanzaba por una laberíntica pantalla devorando los puntos blancos. Ahora, el nombre de aquel personaje que saltó de los salones de recreativos a las primeras videoconsolas, es como los peques llaman a esta simple figura que puedes hacer con una hoja o cartulina y que además sirve para pasar una tarde entretenida en casa que, en las actuales circunstancias, se van a producir durante un tiempo aún por determinar.
Aunque no seas un experto en papiroflexia, puedes sorprender a tus nietos con este juguete que vuelve a estar de moda haciéndose hueco entre las últimas tecnologías en ocio digital. Incluso los más pequeños pueden ayudar, porque ni siquiera vas a necesitar tijeras. Podéis hacerlo como más os apetezca, con una cartulina de colores o con una hoja en blanco que antes podéis pintar, con algo de imagninación, de manera que el comecocos cree curiosos dibujos mientras jugáis con él. Lo primero, es darle la forma y lograr que ‘funcione’, algo muy sencillo siguiendo estos pasos:
El resultado es un rectángulo con cuatro ‘bolsillos’ donde irán tus dedos. Se coge con las dos manos y la manera más cómoda de abrirlo y cerrando es colocando los dedos pulgar y corazón (o índice) de cada mano en cada hueco. Moviéndolos harás que el comecocos cobre 'vida' como si fuera la boca de un pájaro o pollito (¿de ahí el nombre?) y la imaginación de tus nietos hará el resto.
No solo es entretenido hacerlo, además, el comecocos, llamado por muchos ‘adivinador’ tiene poderes y puede ayudaros a descubrir los secretos que decidáis previamente. Antes de darle forma o ya una vez hecho, cada uno de los triángulos ha de llevar un número (tendrás que tener un total de 4 u 8) bajo el que se guardará una respuesta (también pudede ser un mensaje secreto dirigido al nieto que quiera probar suerte).
El juego consiste en que cada niño diga un número, que será la cantidad de veces que el portador del comecocos tendrá que moverlo. Tras la delicada operación, por arte de magia aparecerá un número o un color determinado por el azar, que se coresponderá con una de las 4 - 8 respuestas que previamente habréis escrito.
Ideas para adivinar posibles misterios hay muchas y tendrás que pensar una que se adapte a la edad de los pequeños. ¿Cuál será mi mascota cuando sea mayor? (vale poner disparates para que os riais un rato si alguno le toca, por ejemplo, una hormiga o un elefante’) ¿En qué ciudad del mundo viviré? ¿Qué profesión ejerceré cuando sea mayor?...
La imaginación a la hora de decorar el comecocos también puede dar buenos ratos. Los más divertidos son los dibujos que crean distintas formas geométricas al moverlo, pero eso ya es decisión de cada uno. Esta ingeniosa manualidad – juego vuelve a despertar el interés de más de un niño al que seguro vas a sorprender.